Para quien sea que nos esté buscando allá afuera?
Hace 40 años, la NASA lanzó la nave espacial Voyager y se ideó un plan en el caso de que vida inteligente quisiera encontrar su punto de origen. Ese plan implicaba la creación de un mapa que llevaría a los buscadores de las sondas Voyager a la Tierra. Ahora, no podría ser ningún mapa antiguo que usara direcciones como Norte, Sur, Este, Oeste o lugares vagos como "el tercer planeta desde el Sol".
En cambio, el astrofísico Frank Drake decidió crear un mapa que usaba púlsares: estrellas masivas de neutrones que pueden vivir durante millones de años. A menudo parecen que están parpadeando, pero en realidad están girando constantemente, y se retardan con la edad, y por el tiempo de los parpadeos, se puede averiguar su velocidad de giro.
Como explicó Nadia Drake en National Geographic, un ser inteligente que encontró el Voyager y el mapa que lo acompaña puede medir la velocidad de giro actual de un pulsar y compararlo con la velocidad de giro indicada en el mapa, informándoles de cuánto tiempo ha estado viajando la sonda.
Frank Drake y su compañero astrofísico Carl Sagan decidieron esto en 1971, seis años antes de que Voyagers fuera lanzada. Se utilizaron 14 pulsares para el mapa original, que contienen líneas que conectan cada pulsar con el Sol como punto central. Las velocidades de giro individuales de los pulsares se escriben en las líneas en código binario, con todo el mapa inscrito en el Registro Dorado Voyager.

