El hombre de 100 años podría ser encontrado culpable por ser cómplice del asesinato de 3,518 personas en un campo de concentración de Sachsenhausen.
En un intento más por llevar ante la justicia los crímenes de guerra cometidos durante el Tercer Reich, un tribunal de Alemania juzgará a un hombre de 100 años de edad que trabajó como guardia en el campo de concentración nazi.
Se trata de un esfuerzo más de una polémica carrera contrarreloj destinada a juzgar a empleados de bajo rango como operadores, guardias o secretarios que fungieron como un engranaje más de la maquinaria nazi.
Sin embargo, a 76 años de la caída del Tercer Reich, los acusados comparten algunas características particulares: se trata de personas en edad avanzada –algunos centenarios– que encontraron en la burocracia nacionalsocialista su primer empleo y que por convicción u omisión, cooperaron directa o indirectamente en crímenes contra la humanidad.

Después de que en julio de 2020 el tribunal de Hamburgo encontrara culpable a Bruno Dey, un exvigilante de 93 años tras determinar que tenía conciencia de lo que sucedía en el campo de concentración de Stutthof y evitó de forma activa su escape, los juicios más recientes contra extrabajadores nazis han suscitado polémica.
Seis meses después del caso Dey, la fiscalía de Itzehoe al norte de Alemania decidió iniciar procedimientos legales contra una mujer de 95 años, que trabajó como secretaria en el mismo campo de Stutthof cuando aún era menor de edad. De ahí que un tribunal de menores se encarga de juzgar su participación y responsabilidad en los crímenes cometidos en el campo de concentración durante su estadía en él.
Aún con la polémica, los juicios para juzgar a criminales de guerra son una herramienta de acceso a la justicia y reparación de los daños provocados por el ascenso del nacionalsocialismo alemán desde 1933 y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

El nuevo juicio que comenzará en octubre intenta encontrar culpable de 3 mil 518 cargos como cómplice en asesinatos múltiples a un hombre de 100 años residente de Brandenburgo, a las afueras de Berlín.
En este caso, el acusado deberá comparecer ante el tribunal, después de que una evaluación médica confirmara que estaba en condiciones de llevar a cabo el proceso judicial aún con su avanzada edad. No obstante, la parte médica determinó que las sesiones no deben superar las dos horas y media al día.
El acusado centenario trabajó en el campo de concentración de Sachsenhausen entre 1942 y 1945, hasta que se retiró una vez que los nazis fueron derrotados en la Segunda Guerra Mundial. Se estima que en este sitio se retuvieron hasta 200 mil personas en calidad de prisioneros y fueron asesinadas más de 20 mil.
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