Desarrollan fórmula para identificar las raíces de lenguas muertas más rápidamente
El lenguaje puede cambiar de región a región, pero la raíz de las palabras en diferentes idiomas es compartida. En Fiji, por ejemplo, una estrella es un kalokalo; para los Pazeh en Taiwan es mintol, y para los Melanau de Borneo es bitén. La raíz de estas tres palabras para “estrella”, según un nuevo algoritmo, es “bituqen”.
El algoritmo diseñado por investigadores de la University of British Columbia en Vancouver, Canadá puede reconstruir las raíces de idiomas extintos a partir del lenguaje moderno, un proceso que anteriormente se hacía a mano, con reglas que consistían en la observación de sonidos lingüísticos que tienden a cambiar con el tiempo.
Ahora se puede hacer por medio de una computadora.
Alexandre Bouchard-Côté y su equipo sostienen que hacer la reconstrucción de idiomas ancestrales más sencilla facilitará la prueba de hipótesis que pretenden demostrar cómo los idiomas han evolucionado. Su método puede tomar en cuenta varios idiomas a la vez y utiliza reglas que manejan los cambios de sonido por probabilidad, lo que mejora la calidad de la reconstrucción.
El programa requiere que los investigadores introduzcan una lista de palabras en cada idioma, junto con sus significados y etimología. Con esto, el algoritmo procede a identificar las palabras con la misma raíz y aplicarles la regla que observa, para identificar la evolución del sonido.
El método se probó en 637 lenguas austronesias, familia lingüística de más de mil 200 idiomas distribuidos entre la isla de Madagascar y la Polinesia, incluidas Malasia, Filipinas e Indonesia.
Las pruebas arrojaron que el algoritmo coincidió con el método manual en 85 por ciento de los casos.
Bouchard-Côté y su equipo utilizaron éste método para analizar la hipótesis, propuesta en 1955, acerca de la evolución del lenguaje, que establece que los sonidos que son importantes para distinguir palabras entre sí son más resistentes al cambio. Este patrón es casi imposible de visualizar comparando pocos idiomas; con el análisis de 637 lenguas, los resultados son más fidedignos.
El estudio se publicó en Proceedings of the National Academy of Sciences.