A pesar de conocerse como el viejo mundo o el antiguo continente, un nuevo estudio demuestra que la población europea es más reciente de lo que se pensaba
A pesar de conocerse como el “viejo mundo” o el “antiguo continente”, un nuevo estudio demuestra que la población europea es más reciente de lo que se pensaba. Tras examinarse el ADN de casi 40 restos humanos, salen a la luz algunos de los eventos prehistóricos que moldearon al europeo moderno. Sus fundaciones genéticas se sentaron entre 4 mil y 2 mil años AC.
Investigadores de la Universidad de Adelaide en Australia, en colaboración con más de 60 científicos alrededor del mundo, han derrumbado paradigmas arqueológicos. Ha estado establecido durante décadas, que la población europea moderna resulta de dos sucesos significantes: la llegada de cazadores-recolectores en el Paleolítico y, posteriormente, la venida de granjeros primitivos del Este, a principios del Neolítico.
No obstante, nuevos descubrimientos develan un intrigante misterio. El legado genético de los primeros pobladores desapareció casi completamente, posiblemente, por una oleada tardía de migrantes. Científicos aun desconocen quiénes ocasionaron este remplazo genético hace 4 mil 500 años. Lo cierto, es que alrededor del 40% de los europeos actuales pueden rastrear sus orígenes a este grupo incógnita.
El equipo seleccionó 39 esqueletos antiguos de regiones de Alemania e Italia, datando desde principios del periodo Neolítico hasta la Era de Bronce. Se concentraron en el ADN mitocondrial (ADNmt) o Haplogrupo H, ya que esta información genética se hereda casi intacta de madre a hijo. Esto les permitió reconstruir los diferentes linajes y sus mutaciones.
Encontraron que a partir de mediados del Neolítico (alrededor de 4 mil años AC), hubo un cambio que ocasionó que los patrones genéticos se asemejarán más al de las personas viviendo hoy día. Algunas pistas apuntan hacia la llegada de la denominada cultura Beaker, cuyo origen continúa debatiéndose. Aun así, hace falta una mayor investigación para encontrar a los misteriosos ancestros de los europeos actuales.
Los sorprendentes hallazgos proporcionan la primera historia genética detallada de la Europa Moderna. El suspenso de los capítulos faltantes hacen de ésta un caso digno de los mejores detectives arqueológicos.

