La conmemoración del 11-S ha puesto a Estados Unidos en alerta máxima
Luego de considerar ‘creíble y específica pero no confirmada’ una amenaza de ataque terrorista en ese país, Nueva York y Washington están en alerta máxima. El Departamento de Seguridad Nacional ha reforzado todas las medidas precautorias pues en estas ciudades se celebrarán ceremonias conmemorativas en que estará el presidente Barack Obama. Ha aumentado el patrullaje de la policía, con el uso de perros adiestrados para detectar explosivos, se han colocado todo tipo de detectores de radioactividad en la ciudad, y se retiran vehículos mal estacionados, otros son revisados en accesos a puentes y túneles, donde podrían ser activados, además de auscultar bolsos y maletas en el Metro.
En esta ocasión, según medios neoyorquinos basados en información de inteligencia, el medio utilizado para llevar a cabo un ataque, se prevé, sería algún coche o camión bomba, similar al atentado frustrado en mayo de 2010 en el corazón de Time Square en Nueva York. La posibilidad surgió en mayo pasado, cuando militares que participaron en la captura de Osama Bin Laden en su refugio pakistaní encontraron varios documentos en los que el líder de Al Qaeda tenía planificado un ataque, durante la conmemoración del 11-S, en varias ciudades de Estados Unidos.
Pero el temor más grave de las autoridades estadounidenses es la posibilidad de cumplir tal amenaza a través de la ‘bomba sucia’, también conocida como bomba radiológica. Este artefacto es una bomba explosiva común (como la fabricada con dinamita) a la que se colocan materiales radioactivos para que con la explosión se esparzan por la atmósfera con propósitos contaminantes o simplemente para crear la sensación de que ese peligro puede estar presente. Por la relativa facilidad que implica su fabricación su uso por parte de grupos terroristas es temido.
En términos militares, la bomba radiológica es también una munición de artillería fabricada con uranio empobrecido que por su densidad puede fácilmente penetrar blindajes o edificaciones reforzadas, sin embargo al ser el uranio un material radioactivo y altamente contaminante, su empleo produce efectos secundarios en el personal militar que manipula estas armas o en las personas próximas a los lugares donde estos artefactos son detonados.

