Conoce los siguientes consejos extraños sobre la maternidad que eran populares en el pasado, los cuales hoy nos pueden resultar absurdos.
Gracias a los grandes avances de la ciencia, en el presente ser madre es una tarea mucho más sencilla que hace cientos de años. Las técnicas de parto, el acompañamiento de médicos certificados o el uso de maquinaria moderna para los ultrasonidos hacen una notable diferencia. Pero cuando en el pasado nada de ello existía, las mujeres que esperaban el nacimiento de sus bebes eran víctimas de ideas y consejos nada favorables. Conoce los siguientes consejos extraños sobre la maternidad que eran populares en el pasado.
¡Cuidado con lo que ves!
Diversas fuentes aseguran que en la Antigüedad se tenía la creencia de que si una mujer observaba algo feo (casi siempre se trataba de animales), el bebé corría el riesgo de nacer con un aspecto desagradable. Esto incluía un bebé con mucho vello, gran tamaño o algún defecto visible que fuera mal visto en épocas remotas.
Uso de corsé

En la época victoriana, el uso del corsé era muy popular entre las mujeres para definir su cintura. No solo ayudaba a que la mujer se viera más femenina sino que incluso denotaba cierto estatus social. Las embarazadas no estaban exentas de usar esta ajustada pieza, a pesar de que fuera malo para su salud.
Lane Bryant, una popular empresa de moda de la era victoriana vendía estas prendas con esta frase: “Por tu propio bien, y por el bien del bebé que viene, debes estar correctamente encorsetada durante el periodo de maternidad”.
Si ya en condiciones normales el corsé no era benéfico para la salud (podía causar lesiones de espalda), en las embarazadas podía ser causa de abortos.
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La prohibición de los baños
Soranus de Éfeso fue un médico griego que tenía una teoría bastante cuestionable: creía que si una mujer tomaba baños con agua caliente en la primera semana de embarazo, no solo podía sufrir mareos o alteraciones en su presión arterial, sino que podía provocar que la textura del cuerpo se “aflojara” o “debilitara”, y lo mismo podía pasar con el feto.
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El sexo también estaba prohibido
En la Edad Media, los médicos recomendaban a las mujeres no mantener relaciones sexuales mientras estuvieran embarazadas. La causa era que ello podía provocar que el niño no fuera “casto” o que tuviera “pensamientos impuros”.
También se le advertía a la mujer que se cuidara de tener relaciones sexuales con un hombre de aspecto sucio, ya que el niño o la niña podían nacer con mal olor. Asimismo se les aconsejaba a las mujeres no tener sexo con demasiado frecuencia, ya que se podía “desgastar” su aparato reproductor.
Los “peligros” del estreñimiento y la diarrea

Soranus, de quien hablamos líneas arriba, también creía que cuando una embarazada tenía estreñimiento podía asfixiar al bebé o que la diarrea podía causar que el feto se saliera del cuerpo materno. Algunas curanderas también afirmaban que si las mujeres comían pescado en su embarazo, los niños podían salir con una boca más reducida, es decir, con bocas similares a las de los peces.
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