Cadáveres vueltos a la vida, esqueletos bailando y cráneos sonriéndole al espectador son algunas de las imágenes comunes de la Danza Macabra.
Una mano huesuda alcanza los oídos del Papa. Los reyes bailan con calacas sonrientes. Los plebeyos, por su parte, invitan a la Muerte a cenar a sus casas: en la Edad Media, durante los años más crudos de la peste bubónica, este ánimo cínico de integrar el final de la existencia a la vida cotidiana se decantó en el arte bajo un mismo movimiento pictórico: la Danza Macabra, un homenaje a la muerte en medio de una crisis pandémica.
Danza macabra: ¿cómo se baila el son de la muerte?

La Danza Macabra nació en los años más tardíos de la Edad Media, después de que la peste bubónica cobrara millones de vidas en Eurasia. De 1347 a 1353, más de un tercio de la población del continente europeo perdió la vida a causa de una de las pandemias más letales de las que se tiene registro. Se estima que entre 75 y 200 millones de enfermos no vivieron para contarlo.
Las lesiones dolorosas y erupciones pestilentes que producía la infección sobre la piel produjeron muertes lentas. Día con día, en los claustros de las iglesias se apilaron miles de cadáveres en diversos países de Europa. Sin las condiciones sanitarias necesarias para poder protegerse —ni frenar la enfermedad—, a las personas no les quedó de otra más que confiar en el favor de sus dioses individuales.
En una época de colapso absoluto, caracterizada por una oscuridad que no parecía terminar jamás, un movimiento artístico afloró en los motivos religiosos y paganos por igual: la necesidad de representar a la muerte como una constante inexorable, sin importar el estrato social ni condición económica de las personas.
Te sugerimos: 7 bestias mitológicas de la Edad Media que debes de conocer
La muerte no conoce de límites humanos

Reyes, miembros de la nobleza, sacerdotes de diferente índole y plebeyos aparecieron en las representaciones de la Danza Macabra. La literatura, la pintura, la dramaturgia y diversas manifestaciones artísticas se plagaron con estos motivos mortuorios, que carecían del halo solemne que se le confiere generalmente a la muerte.
De hecho, el nombre del movimiento artístico proviene de un poema muy posterior al término de la peste bubónica. Historiadores europeos del siglo XIX, al revisar los documentos medievales, se encontraron con esta danza del horror de una manera casi casual.
Más o menos en la misma época, en 1870, el poeta y músico Camille de Santi-Saëns escribió cuatro poemas inspirados en motivos oscuros. Los tituló Danse Macabre, y pareció ajustarse perfectamente a los ejes temáticos del movimiento medieval: muerte y angustia, pérdidas y festejo.
Una celebración oscura al triunfo de la muerte

Por el contrario, los artistas de la época representaron a la muerte como una especie de celebración oscura. Los cadáveres medio-muertos y los esqueletos bailan entre los vivos, haciendo alusión a las pérdidas constantes e irreparables de las que fueron testigos por años. Visto de otra manera, se entendió que podría hacerse muy poco con respecto a la fuerza de la pandemia mortal, y más valdría tomárselo con filosofía.
La Danza Macabra revela una actitud ligera a propósito de una problemática que rebasaba la capacidad de respuesta de la época. Por esta razón, la Iglesia permitió que este tipo de murales y representaciones artísticas se exhibieran en las vías públicas. Hay ejemplos, incluso, de murales pintados directamente en templos religiosos con estos mismos motivos, como una especie de recordatorio de que los seres humanos somos polvo, y en polvo nos convertiremos.
Sigue leyendo:
¿Hay OVNIs en las pinturas medievales?
5 problemas sexuales que tenían las personas en la Edad Media

