Con artículos femeninos colgados al cuerpo y espadas masculinas, la tumba de una persona no binaria arroja nueva luz sobre la diversidad sexual medieval.
En vida, portó con honor la identidad de una mujer guerrera. Fue respetada, exitosa en batalla, estratégica en sus movimientos bélicos. Como tal, se le dieron las condecoraciones e insignias correspondientes a una mandataria militar de rango.
Tras su muerte, hace unos mil años, se le enterró de manera ritual con sus joyas, cinturones y otros elementos femeninos. A un milenio de distancia, arqueólogos finlandeses se dieron cuenta de que también portó artículos típicamente masculinos. Con sorpresa, determinaron que podría ser el primer ejemplo de una tumba dedicada a una persona no binaria.
Matices de género en el medioevo

El hallazgo no es nuevo. Por el contrario, se ha sabido de la tumba militar por décadas. Desde que fue descubierta, se estimó que pertenecía a los primeros años de la Edad Media. Según la datación oficial, la persona pudo haber muerto entre el año 1050 y 1300 d.C. A pesar de que nunca se habían corrido pruebas genéticas, se asumía que los restos correspondían a una mujer.
A los científicos les había parecido extraño que, a pesar de que la guerrera llevaba una indumentaria femenina, junto a sus huesos se había dejado de manera ritual ciertos artículos típicamente masculinos. Un estudio reciente que analiza la información genética del cadáver reveló que, aunque su expresión de género pudo haber sido femenina, los huesos son corresponden a un varón biológico.
Ubicada al sur de Finlandia, esta mujer medieval seguramente fue una guerrera poderosa. Incluso a pesar de haber portado una identidad de género no tradicional, se sabe que fue muy respetada en sus años activa. Según los arqueólogos, ésta podría ser la primer evidencia de una tumba dedicada a una persona no binaria en el medioevo, a pesar de la represión eclesiástica que se vivió hacia la diversidad sexual.
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Abiertamente guerrerx

La tumba de la presunta persona no binaria fue descubierta originalmente en la década de los 60, en el sitio Suontaka. La muestra genética se extrajo de dos fragmentos de huesos de las piernas, que lograron exhumarse con éxito. Los autores describieron la disposición del espacio mortuorio como sigue para Science News:
“La tumba también incluía joyas tradicionalmente asociadas con mujeres y dos espadas, incluida una con empuñadura de bronce, típicamente atribuida a los hombres. Los elementos de la tumba de Suontaka datan de la última parte del período medieval temprano de Finlandia”.
Los científicos de la Universidad de Turku encontraron un cromosoma X adicional en los restos del individuo, a pesar de ser asignado biológicamente como varón. Según la arqueóloga Ulla Moilanen, estos cambios en su constitución física se deben al síndrome de Klinefelter. Entre otras cosas, se manifiesta con niveles bajos de testosterona, carencia de barba y agrandamiento de los senos. En algunos casos, se manifiesta en dificultades de lenguaje también.
A pesar de estas posibles complicaciones, Moilanen asegura que la tumba de esta persona no binaria arroja luz sobre su posición privilegiada en el ejército. Esto se sostiene con la combinación poco tradicional de elementos encontrados con sus restos, que corresponden tanto a hombres como a mujeres cisgénero. La evidencia sugiere que la persona enterrada en el sur de Finlandia se pudo haber identificado en algún lugar entre ambos extremos, sin definirse a sí misma como ninguno de los dos.
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