Investigadores alemanes reconstruyen el queso más viejo del mundo a partir de restos encontrados en una momia china
Un equipo de investigadores del Instituto de Biología y Genética de Células Moleculares Max Planck en Dresden, Alemania, encontraron en una momia de la Época de Bronce vestigios de lo que podría ser el queso más viejo del mundo. La momia de 4 mil años, proveniente del complejo funerario de Xiaohe en Xinjiang, al oeste de China, tenía en su cuello un collar de queso. Sin duda, pensado para disfrutarse en el “más allá”.
Este nuevo descubrimiento es el lácteo más antiguo jamás encontrado. Gracias a las áridas condiciones climáticas del lugar donde la momia fue enterrada, el desierto de Taklamakán, este queso logró conservarse en un estado excepcional.
Liderados por Andrej Shevchenko, los investigadores encontraron que este bocadillo era hecho con leche, levadura, bacterias y finalmente era fermentado con gránulos de kéfir. Los lácteos actuales son producidos a base de cuajo, una sustancia que separa la caseína (proteína) del agua y los carbohidratos.
Según los científicos alemanes este queso, similar a los búlgaros, tiene un método de preparación sencillo y no se echa a perder, lo que posibilita la producción masiva y podría significar que la ganadería fue fundamental en gran parte de Asia. Este producto resulta ideal para la población asiática, en su mayoría intolerante a la lactosa, porque tanto los quesos búlgaros como el recién encontrado contienen poca concentración de lactosa.
Puesto que no se necesitaba matar a los animales para producir este lácteo, los investigadores dedujeron que esta época fue determinante para el crecimiento de la ganadería en Asia. Los resultados del estudio fueron publicado en el Journal of Archeological Science.

