Era 600 veces más poderosa que la arrojada sobre la ciudad de Hiroshima en la Segunda Guerra Mundial
La última de las más poderosas bombas nucleares de Estados Unidos (seiscientas veces más que la arrojada en Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial) fue desmantelada este martes cerca de Amarillo, Texas. El desarrollo de estas armas comenzó en 1955 y diez años después ya se habían producido 340 unidades. Su diseño estaba dirigido a destruir, desde bombarderos B-52, instalaciones subterráneas.
La primera vez que esta bomba entró en servicio fue en 1962, cuando las tensiones de la Guerra Fría estaban en su máximo nivel durante la Crisis de los Misiles en Cuba. B53 pesaba 4,536 kilos y tenía el tamaño de una minivan. Versiones más pequeñas y modernas están en servicio.
La bomba termonuclear fue concebida para que al caer penetrara en el suelo a fin de destruir túneles profundos, por lo que se le consideró un arma antibúnker. Su estallido generaba un ‘balón de fuego’ de entre 4 y 5 kilómetros de diámetro, causando destrozos directos en un radio de 14.6 kilómetros.
Dado que fue construida con tecnología ahora obsoleta por ingenieros que ya se jubilaron o murieron, expertos en estos artefactos tuvieron que desarrollar herramientas y nuevos procedimientos para garantizar la seguridad. El desmantelamientoi se realizó en la planta Pantex, la única instalación donde se ensamblam y desmantelan armas nucleares en ese país.
En la actualidad, de acuerdo con la Federación de Científicos Estadounidenses, el arsenal militar de Estados Unidos y Rusia incluiría en conjunto unas 19,000 ojivas nucleares. De ellas ambos países tendrían desplegadas en 1,338 puntos estratégicos unas 3,350.
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