¿Rocas como alimento? Por extraño que parezca, varios animales, tanto prehistóricos como modernos, hacen de esta práctica un hábito común
¿Rocas como alimento? Por extraño que parezca, varios animales, tanto prehistóricos como modernos, hacen de esta práctica un hábito común. No se trata de un mero gusto por las piedras, sino que cumplen una función específica para la digestión. Los gastrolitos, como se les conoce a las rocas ingeridas por animales, son sorprendentemente comunes en la naturaleza.
En 1998, un equipo arqueológico del Museo de Historia Natural de Cincinnati terminó una excavación iniciada en 1991, cuando un granjero de Kansas descubrió restos fósiles. Se develó el esqueleto de un plesiosauro que contenía piedras redondas y lisas donde alguna vez guardó el estómago. Su forma no coincidía con las rocas de los depósitos minerales locales, por lo que los científicos concluyeron debían haber sido portadas por el animal mucho antes de su muerte.
Muchos dinosaurios, como los saurópodos (parecidos al popular monstruo del lago Ness), se sirvieron de gastrolitos. Debido a que no contaban con molares para masticar, las piedras ayudaban a triturar la comida para digerirla. Conforme chocaban unas con otras en una especie de remolino gástrico, las piedras se pulían. Una vez demasiado lisas para cumplir su función, eran vomitadas o eliminadas para consumir nuevas rocas.
Además de ayudar a la digestión, los gastrolitos servían como lastre para las enormes creaturas acuáticas. Tal y como funciona para los barcos hoy en día, las piedras ayudaban a los plesiosauros a mantener su centro de balance y moverse con facilidad en el agua.
Hoy en día, los cocodrilos, algunos reptiles, insectos, peces y aves como los avestruces y las gallinas continúan utilizando gastrolitos. En el caso de los pájaros, llenan sus mollejas con arena y pequeñas piedras para digerir. Con el tiempo, las objetos filosos se incrustan el musculoso órgano, actuando como dientes.
Debido a que las mollejas suelen ser un platillo común en algunas partes del mundo, los gastrolitos pueden pasar accidentalmente al humano si no son bien limpiados antes de la cocción. Quizás tengas en este momento algunas piedritas rebotando en tu estómago.

