El busto de Nefertiti se descubrió en 1912. A 110 años del hallazgo, Egipto exige que ésta y otras antigüedades vuelvan a casa. Ésta es la razón.
Amarna fue la ciudad en la que se concentró todo el desarrollo artístico para la realeza egipcia. Hace 3 mil años, aproximadamente, tras la muerte de Akhenaton, toda la riqueza había aflorado ahí se acabaría para siempre. A punto de convertirse en una ciudad fantasma, todos los artistas dedicados a pintar, esculpir y decorar la vida de los faraones se quedarían sin un lugar para vivir. Después de una década entera de bonanza, esto no fue una buena noticia para la comunidad de artesanos egipcios.
Entre ellos, estaba el escultor Tutmosis. Tras 10 años de servicio incansable a Akhenaton y a su familia, sintió que no tenía nada que hacer en Tebas, a donde todos los recursos reales se trasladarían. Por ello, dejó en su taller miles de piezas inconclusas. Algunas de ellas, a punto de terminarse. Entre ellas, estaba el busto de Nefertiti: la consorte del faraón que le había dado años de estabilidad económica.
Milenios más tarde, en ese mismo lugar abandonado de Amarna, un arqueólogo alemán encontraría ahí un tesoro perdido. Era 1912, y la excavación en Tell el-Amarna ya estaba muy avanzada. Entre las obras encontradas, escribió sobre el busto de Nefertiti lo siguiente: “La descripción no sirve para nada, hay que verla“. Y decidió secuestrarla. Ésta es su historia.
Un diario de viajes

El equipo de científicos que viajó al antiguo taller de Tutmosis tenía la convicción de que pasaría a la historia. No sólo habían encontrado artefactos de escultura con milenios de antigüedad, sino bustos fidedignos de faraones renombrados. El de Akhenaton estaba destruido casi por completo. El busto de Nefertiti, sin embargo, recibió esta descripción:
“Busto de la reina pintado a tamaño natural, de 47 cm de altura. Con la peluca azul de corte plano, que también tiene una cinta enrollada a la mitad. Colores como si acabaran de aplicar pintura. Trabajo absolutamente excepcional. La descripción es inútil, hay que verla. Contraparte del busto del rey de la pág. 39. Solo las orejas y parte del lado derecho de la peluca están dañados”.
El fragmento anterior, según documenta el Neues Museum en Berlín, quedó registrado en el diario de viajes de uno de los arqueólogos alemanes. Después de meses de extirpar piezas arqueológicas del sitio, decidieron volver a Alemania para analizarlas. Según la datación que se logró a inicios del siglo XX, las piezas encontradas podrían tener, al menos, 3 mil 400 años de antigüedad.
Más descubrimientos: Investigadores españoles revelan el hallazgo de un amuleto de Hathor en un sitio de Salamanca
Como recién pintada

En ese momento, los científicos europeos no sabían que los bustos encontrados no eran meras piezas de ornato. Por el contrario, como cede de la antigua corte real en Egipto, Amarna se convirtió en una especie de centro ceremonial y de culto, según explica la egiptóloga Joyce Tyldesley, de la Universidad de Manchester:
“Amarna había sido una ciudad llena de imágenes talladas y pintadas de la familia real: el rey, su consorte Nefertiti y sus seis hijas. […] En ausencia de los dioses tradicionales ahora prohibidos, sirvieron como foco de adoración para la élite de Amarna a quienes se les prohibió comunicarse directamente con [la deidad solar] Aten”, escribe la experta para Aeon.
Por ello, el busto de Nefertiti y los demás retratos en piedra no sólo eran evidencia de cómo se veía la familia real. Además de ello, se trataba de objetos de adoración. realizados en piedra caliza, los arqueólogos se asombraron de que conservaran la pintura casi como nueva.
Por la pigmentación que recibió en la piel, los europeos pensaron erróneamente que la faraona podría haber venido de otro lugar. Es decir: como era blanca, seguramente tenía un origen más parecido a Occidente. Sin embargo, asura Tyldesley, ésta fue una licencia que se permitió Tutmosis para imitar bien sus músculos y facciones más sutiles al representarla en otras pinturas.
Te sugerimos: El día en el que el monolito de Tláloc fue secuestrado para decorar el Museo Nacional de Antropología
Modelos a distancia

Tyldesley piensa que el busto de Nefertiti, así como los de sus demás familiares, no son piezas inconclusas. Por el contrario, según su propia línea de investigación, lo más probable es que se traten de ‘modelos’ para el estudio de Tutmosis en Amarna. Para evitar que la familia real viniera a su estudio con cada nuevo retrato encomendado, el artista decidió esculpirles con detalles minuciosos:
“Lo más probable es que los bustos fueran creados para ser usados como modelos de estudio. Al proporcionar a sus trabajadores imágenes aprobadas y esquemas de color para copiar, Tutmosisepodía estar seguro de que todas las Nefertitis y Akhenatones que salían de su taller se parecerían y que todas serían aceptables para el rey”, explica la egiptóloga.
De la misma manera, dado el carácter sacro que tenían los faraones en el Antiguo Egipto, estas piezas también sirvieron como objetos de culto para Tutmosis y su arsenal de artesanos. “Esto explicaría por qué”, asegura Tyldesley, “a diferencia de otras obras realizadas por Thutmose y su equipo, los bustos de Akhenaton y Nefertiti nunca se exhibieron públicamente“.
Como reacción en cadena, los bustos de Nefertiti y Akhenaton se quedaron encapsulados en el antiguo taller abandonado de Amarna. Como modelos a distancia, ya no le servirían al escultor retirado. Sin embargo, para el equipo de arqueólogos europeos que descubrió el sitio, serían el pase directo a los anales de la historia —y motivo de críticas severas en la histografía contemporánea.
Más sobre tradiciones egipcias: Así era la Fiesta del Valle, la celebración dedicada a los muertos en el Antiguo Egipto
¿El busto de Nefertiti volverá a ver el Río Nilo?

Desde Berlín no se ve el Río Nilo. Sin embargo, desde su descubrimiento en 1912, el busto de Nefertiti está encerrado en una caja de cristal desde el Neues Museum, en donde se exhibe actualmente. Antes una gobernante poderosa en la orilla del Nilo, hoy es una pieza de museo sin valor cultual para los espectadores.
En 2010, el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto exigió al gobierno alemán que el busto de Nefertiti volviera a casa. Como una faraona legendaria, la pieza debería de regresar a su país de origen. Sin embargo, a pesar de la distancia histórica que separó el hallazgo de la actualidad, el Neues Museum se rehúsa a soltar a la reina egipcia.
Como si estuviera secuestrada, Nefertiti es codiciado por dos países diferentes. Aunque, efectivamente, el descubrimiento arqueológico en sí mismo tiene un peso histórico significativo, el Ministerio de Antigüedades en Egipto argumenta que la pieza les pertenece por haber sido creada ahí. Lo que es más: es una de las evidencias mejor conservadas de una da las faraonas más legendarias en la cultura nacional.
Después de 110 años del hallazgo, las probabilidades de que el busto de Nefertiti vuelva a su tierra son escasas. Desde las orillas del Nilo, la ausencia pesa. Ante la presión del Ministerio de Antigüedades, el museo alemán presta oídos sordos.
Sigue leyendo:
El misterio de la ‘Mona Lisa egipcia’, la obra maestra pintada hace 4 mil 600 años
El estafador que vendió dos veces la Torre Eiffel

