Ni América, ni África: una nueva representación del mundo señala cuáles fueron realmente los territorios descubiertos por los colonizadores europeos.
Una narrativa colonialista ha impregnado la historia de los territorios sometidos en las campañas europeas. Dominados bajo el discurso de haber sido encontrados, podría ser que los territorios “descubiertos” no hayan sido tan extensos como se pensaba originalmente. Un mapa reciente realizado por Radical Cartography lo explica de manera gráfica —y da cuenta de que, en realidad, no fue como planeta la historia oficial.
¿Realmente hubo territorios descubiertos por Europa?

La idea de que existen territorios descubiertos durante las campañas de expansión de las potencias europeas es un arma de doble filo. En primer lugar, porque ya había civilizaciones establecidas y ampliamente desarrolladas en las tierras que Colón y otros conquistadores encontraron.
En segundo lugar, porque la tecnología y el conocimiento técnico con respecto al dominio de los océanos estaba, a lo menos, en una etapa más bien incipiente. En gran medida, los marineros que se adentraron en el mar profundo hacia tierras que no conocían eran fácilmente comparables a los astrofísicos de la actualidad, que intentan descifrar que pasa del otro lado de un agujero negro.
Por lo demás, habría que entender que muchas de las investigaciones científicas y de las hazañas colonialistas tuvieron un estímulo político fundamental. Sin el apoyo interesado de las coronas en Europa y de la Iglesia Católica —quienes eran los mecenas de este tipo de proyectos— poco se hubiera podido lograr en ese terreno.
Estos tres ejes alimentaron una narrativa histórica de dominio, supremacía y jerarquías sociales venidas del Viejo Mundo. Inevitablemente, este condicionamiento ideológico por parte de los conquistadores europeos dio pie a matanzas y pérdidas culturales invaluables que, a la fecha, aquejan a los territorios antaño dominados por las influencias de Europa.
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Los demás continentes ya estaban ahí

A la pregunta de si realmente hubo territorios descubiertos por los colonizadores europeos, la respuesta es debatible. América, África y Asia ya estaban ahí, y no necesitaban ser descubiertas por nadie: tenían sus propias cosmogonías en la amplia diversidad de pueblos que habían construido milenios atrás una historia, ciencia, culto y cultura propios.
Visto así, existe una dinámica de sometimiento y de relaciones de poder asimétricas, por parte de los países potencia que lideraban el desarrollo técnico de armamento y militar. Por esta razón, esfuerzos historiográficos aplicados a la cartografía como el proyecto de Radical Cartography no sólo son pertinentes, sino que revierten una narrativa institucional de violencia hacia lo diferente y lo ajeno.
En lugar de hacer gala de los amplísimos dominios de Europa en todo el globo, los científicos involucrados lograron una representación muy puntual:

La representación completa puede consultarse en su sitio oficial. Ahí, se detallan los pormenores de la construcción del mapa y los significados de cada uno de los señalamientos en el mismo. Con todo, quizá el elemento más destacable de la representación es la delimitación tan simple de los verdaderos descubrimientos de los colonizadores europeos.
En lugar de una constelación inconmensurable de ecosistemas imposibles y un sinnúmero de civilizaciones derrotadas, este mapa reduce los verdaderos descubrimientos a una serie de puntos aislados. De una manera sutil, indican que los demás pueblos ya estaban ahí, ya existían, y que, en últimas, los europeos realmente no descubrieron lo que cuenta la historia oficial.
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