El Taj Mahal, una de las obras arquitectónicas más ambiciosas y majestuosas de todos los tiempo encierra una historia de amor.
Sus inicios nos llevan a conocer al emperador musulmán Shah Jahan, quien para 1607 había alcanzado la gloria al vencer militarmente a sus enemigos y extender su dominio a nuevos territorios. Su vida como gobernante era plena. Pero la tranquilidad que le daban sus continuas victorias se vio abrumada cuando su cuarta esposa, Mumtaz Mahal, falleció en junio de 1631.
La tristeza del rey lo hizo mandar construir a las orillas del río Yamuna un gran mausoleo en honor a ella. Hoy en día lo conocemos como el Taj Mahal, quizá la representación del arte islámico más importante de la India, Patrimonio de la Humanidad y una de de las siete maravillas del mundo moderno.
Una trágica historia de amor detrás de la construcción del Taj Mahal
A la edad de 15 años, el entonces príncipe Shah Jahan conoció en un bazar de la ciudad india de Agra, capital del imperio mogol entre los siglos XVI y XVIII, a quien se convertiría en el amor de su vida: la joven persa-musulmana Arjumand Banu Gegum, de tan solo 14 años e hija del primer ministro de la Corte.
Cuenta la leyenda que la joven estaba probándose un collar de diamantes con un valor de 10 mil rupias y el príncipe, que no era precisamente pobre, pagó la joya, conquistando de inmediato su corazón.
Al inicio no todo fue sencillo, ya que debido a ciertas razones de estado le obligarían a olvidarse de ella para casarse con alguien de su mismo estatus social, una princesa hija del rey de Persia. Shah nunca se olvidó de ella y ya que la ley musulmana le permitía tener varias esposas, cinco años después se casarían y le daría el nombre de Mumtaz Mahal, la “elegida del palacio”.
La ceremonia fue la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh, a 200 kilómetros al sureste de Delhi. En 1628, tras la muerte de su padre el emperador Jahangir, Shaha se convirtió en el quinto rey del Imperio mogol. Tal conexión había entre la pareja, que ella lo acompañaba a todos lados, hasta en las campañas militares.
Lamentablemente en 1631, durante unos de sus viajes y tras 19 años de casados, el 17 de junio moriría repentinamente Mumtaz, con tan solo 39 años, a pocas horas de haber dado a luz a su decimocuarto hijo, una niña llamada Gauhara Begum.
La inspiración
En 1631, el cuerpo de Mumtaz fue exhumado y transportado en un sepulcro de oro, escoltado por su hijo Shah Shuja y la Princesa Imperial Jahanara Begum, hacia la ciudad de Agra donde se encontraba el Palacio Imperial.
Shah se quedó en Burhanpur para concluir campañas militares, y fue en este lugar donde comenzó a planear, junto con la Corte Imperial, el monumento que hoy conocemos con la finalidad de perpetuar la memoria de su amada.
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La construcción del mausoleo fúnebre dio inicio en 1632, a cargo de varios arquitectos provenientes de Persia y Asia central encabezados por el turco Ustad Isa. Los diseñadores de la obra sabían que los terrenos cercanos a los ríos no eran suficientemente firmes, por lo que pensaron en cavar pozos profundos que luego rellenaron con cemento, tierra y piedras con el propósito de levantar el edificio principal –que albergaría la tumba de Mumtaz–, el cual tendría tres cúpulas y estaría rodeado de cuatro minaretas en las esquinas, cada uno coronado por una pequeña cúpula.
El lugar que se eligió para la gran edificación fue la curva del río Yamuna, que llega a Agra, para que sus aguas reflejaran los cambios de luz de los muros de mármol blanco del palacio. La construcción se prolongó durante 22 años, finalizando en 1653.
El Taj Mahal, se traduce generalmente como “Palacio de la Corona” o “Corona del Palacio”, aunque algunos historiadores afirman que su designación no es más que una abreviación del nombre de Mumtaz Mahal.
Fuente:
TÍTULO: Revista Muy Interesante México. Junio, 2018, no. 6