Las placas pertenecieron a niños que murieron en este campo de exterminio durante el Holocausto y se cree que se las dio su familia con la esperanza de que volvieran a casa.
Era común que, durante los años del Holocausto, los soldados nazi mandaran a las cámaras de gas a personas con discapacidades, homosexuales, y niños que no cumplieran con los parámetros necesarios para trabajar. Un silencio pétreo inunda hoy cada campo de exterminio, ya que un hallazgo reciente comprueba esta realidad funesta.
Cuatro placas de metal oxidado
Un equipo de arqueólogos alemanes descubrieron cuatro placas identitarias de niños que fueron asesinados durante el Tercer Reich. Según la información que se lee inscrita en el metal, perdieron la vida en el campo de exterminio de Sobibor, al este de Polonia.

Cada placa es distinta. Los historiadores que analizaron las piezas sugieren que los padres de cada uno de los niños seguramente se las dieron antes de ser separados de ellos. De acuerdo con Yoram Haimi, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel, estos documentos eran comunes para que los más jóvenes pudieran regresar a casa:
“Cada pequeño artefacto que tenemos trae una historia. Es la historia de la comunidad de donde vinieron a Sobibor”.
Solo en Sobibor, 250 mil personas fueron asesinadas entre mayo de 1942 y octubre de 1943. En su mayoría, fueron judíos polacos. El equipo de Haimi confirmó esta cifra al excavar en las cercanías del campo de exterminio, donde encontraron artefactos que seguramente pertenecieron a aquellos que perdieron la vida al entrar a una cámara de gas.
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Tierra fértil para exhumar historias

Liderado por Haimi, el grupo de arqueólogos ya había extraído otras tres etiquetas entre 2012 y 2014. Todas, pertenecientes a niños de 6, 8 y 12 años de edad. Una de ellas, perteneciente a un niño judío, muestra signos de daño por fuego. Según el experto en antigüedades, seguramente el cuerpo del niño fue quemado también.
Después de ser uno de los centros de exterminio más funcionales para la Alemania Nazi, Sobibor se ha convertido en un campo fértil para exhumar restos del pasado. Según un reporte del estudio publicado por Live Science, cada placa contiene el nombre del niño, su fecha de nacimiento y ciudad de origen.
De esta manera, fue sencillo para los científicos hacer un perfil general de cada una de las víctimas. De los casos analizados, parece ser que los niños provenían de Amsterdam, como parte de un grupo de 1, 300 otros —de entre 4 y 8 años— que fueron trasladados a Sobibor.
Según las estimaciones de Haimi, la cifra oficial de asesinatos no se compara con lo que pasó en realidad: “Nunca sabremos cuántos judíos [fueron] asesinados en este campo. Puedo decirles por el tamaño de las fosas comunes, porque son enormes, deben ser mucho más de 250.000“.
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