751 niños indígenas enterrados en el anonimato absoluto fueron descubiertos debajo de una escuela católica en Canadá.
A principios de junio de 2021, la noticia recorrió al mundo. Debajo de una escuela en desuso en un poblado olvidado de Canadá, los restos de más de 200 niños de la tribu Tk’emlúps te Secwépemc fueron encontrados. Poco más de dos semanas más tarde, un caso similar desata otro escándalo en el país más septentrional de América: los cadáveres de 751 niños indígenas de una etnia diferente fueron hallados sepultados en otra escuela abandonada.
Un estado de horror recurrente

La mayor parte de los cadáveres encontrados en esta ocasión fueron de niños indígenas pequeños, pertenecientes a la nación Syilx Okanagan. Fueron descubiertos en las cercanías de una escuela vieja en la provincia de Saskatchewan por miembros de su misma comunidad.
No es la primera vez que se hayan restos de personas de pueblos originarios sepultados, a manera de fosa común, debajo de instituciones académicas vinculadas con la Iglesia Católica. Por el contrario, la situación parece ser una constante en Canadá. Ambos sitios pertenecen a un sistema que separó a los niños indígenas canadienses de sus familias durante más de un siglo. Muchas veces, por la fuerza. Además de privarles de toda comunicación con sus padres, les anularon la posibilidad de expresarse en sus lenguas madre.
El 6 de junio de 2021, varios miembros de esta comunidad se reunieron para vivir un mismo luto. Fue la primera ocasión, en la que se despedían de 251 pequeños sin nombre. En esta ocasión, los indígenas de Canadá tienen un peso más que cargar consigo, ya que el número de fallecidos se elevo a más del triple: 751 personas enterradas en el anonimato absoluto fueron exhumadas de una escuela similar.
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Cientos de tumbas sin nombre

Nadie sabe cómo murieron centenares de niños indígenas bajo la administración de una escuela católica en Canadá. No existen registros de sus nombres, procedencia ni familias. Parecen haber sido destruidos. Por el contrario, sólo se les pudo identificar por lo que quedó de ellos.
A pesar de que desde 2008 existe la Comisión Nacional de la Verdad y la Reconciliación, que se dedica a investigar este tipo de casos, todavía no se tiene mucha información al respecto. La institución se limitó a calificar el evento como una práctica de “genocidio cultural”, según la cobertura de The New York Times. A la mar, un aproximado de 150 escuelas residenciales para grupos étnicos han preferido guardar silencio con respecto a estos escándalos.
Aunque la gran mayoría de ellas dejaron de funcionar en 1996, se tiene registro de violencia sexual perpetuada por parte de los sacerdotes a las alumnas. Algunos de los cadáveres encontrados fueron de mujeres muy jóvenes, que ya cargaban un bebé en el vientre.
En la actualidad, Canadá se compone de al menos 1 millón 700 mil personas indígenas, que representan casi el 5 % de la población del país. El descubrimiento de estos entierros clandestinos es un recordatorio sobre la violencia institucional que estos grupos marginales han sufrido por siglos, como el lastre de una tradición colonialista que apesta a una impunidad rancia, que ya no debería tener lugar en la América contemporánea.
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