Después de siglos de ser sepultada por la actividad volcánica del Vesubio, una carroza romana ha vuelto a ver la luz en las cercanías de Pompeya.
En 2018, el parque arqueológico de Pompeya anunció el descubrimiento de los restos de 3 caballos, conservados casi a la perfección. El hallazgo se hizo en el antiguo barrio de Civita Giuliana, donde abundan los cazadores de tesoros que intentan vender estos tesoros nacionales de manera clandestina. A tres años del acontecimiento, se encontró la carroza romana que seguramente esos équidos tiraron, hace por lo menos 2 mil años.
20 hectáreas inexploradas

La carroza contó en su momento con 4 ruedas. Según los arqueólogos encargados de estudiarla, seguramente perteneció a algún acaudalado de la época, dados los materiales con la que fue construida. Otra de las suposiciones es que fue un carro para ceremonias, según dijo el sitio arqueológico en un comunicado:
“Un gran carro ceremonial de cuatro ruedas, con sus elementos de hierro, hermosas decoraciones de bronce y estaño, restos de madera mineralizada, huellas de elementos orgánicos (desde cuerdas hasta restos de decoraciones vegetales), fue encontrado casi intacto”.
De acuerdo con las estimaciones de la institución, Pompeya seguirá aportando restos arqueológicos muy relevantes en los próximos años. En total, el sitio todavía tiene 20 hectáreas sin excavar, que pueden dar información clave para develar el pasado esplendoroso del Imperio Romano.
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Una carroza imperial

De acuerdo con Massimo Osanna, director saliente del parque arqueológico, la carroza romana encontrada no estaba destinada para actividades cotidianas. Por el contrario, en lugar de servir para la agricultura o el transporte de objetos comunes, era utilizada para vistosos eventos públicos:
“Se trata de un descubrimiento extraordinario para el conocimiento del mundo antiguo. En el pasado hemos encontrado en Pompeya vehículos de transporte (…), dos carros (…) pero nada parecido al carro de Civita Giuliana”, se alegró el citado en el comunicado de prensa.
Días festivos, los desfiles y las procesiones de la comunidad fueron testigos del funcionamiento de este vehículo imperial. Sin embargo, tras la explosión del Vesubio en el año 79 d.C., podría ser que tanto los caballos que la tiraron como el conductor fueran sepultados para siempre.
Después de siglos de ser sepultada, finalmente ha vuelto a ver la luz. De ahora en adelante, formará parte de la exhibición permanente del sitio arqueológico de Pompeya.
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