Cuando pensamos en alguien que comete plagio, no podemos dejar de calificarlo como alguien sin ética, entre otros adjetivos. Solo así una persona sería capaz de tomar el trabajo creativo de terceros y hacerlo pasar por propio. ¿Y si te digo que en el mundo de la literatura autores de gran renombre han sido acusados de plagio?
Conoce algunos casos de quienes han sido acusados de copiar textos.
José Saramago
El portugués y Nobel de Literatura fue acusado en 2009 por el escritor y periodista mexicano Teófilo Huerta Moreno, quién dijo que Sealtiel Alatriste, entonces director de Alfaguara México, entregó a Saramago su cuento ´¡Últimas noticias!´, que inspiró al libro ´Las intermitencias de la muerte´.
Paulo Coelho
El autor brasileño fue acusado por la columnista colombiana del diario ´El País´, Gloria H. por haber plagiado uno de sus escritos. El escándalo sucedió en 2005 y la también psicológa sólo lo reveló en la revista ´Semana´, de Colombia, pero no llegó a los tribunales.
Carlos Fuentes
Fue acusado en 1995 por el mexicano Víctor Celorio ante la Sociedad de Derechos de Autor por haber plagiado su novela ´El unicornio azul´ (1985), pues encontró 110 coincidencias textuales en la obra ´Diana o la Cazadora solitaria´. Un juez federal desechó el caso.
Alfredo Bryce Echenique
Fue sancionado en 2009 con una multa de 57 mil 258 dólares por plagiar 16 artículos periodísticos de 15 autores diferentes.
Arturo Pérez Reverte
En mayo de 2011 fue condenado a pagar 80 mil euros al cineasta Antonio González -Vigil, quien demandó al escritor por plagiar el guión de la película ´Gitano´ (2000).
Sealtiel Alatriste
Fue acusado y criticado de una serie de plagios literarios y periodísticos a través del blog de la revista ´Letras Libres´. El escritor era el Coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, cargo al cual renunció luego de las acusaciones en febrero de 2012.
Javier Sicilia
El poeta negó haber plagiado poemas de autores como Celan, Dante, Eliot o Rilke como un ´recurso poético´ en su libro ´Tríptico del Desierto´, como lo acusaba en 2009 un texto del crítico literario Evodio Escalante.


