Muchas de las esculturas griegas que se identifican como más las más representativas de la época probablemente son solo copias de las originales.
Cuando se piensa en la Antigua Grecia, algunas de las primeras imágenes que vienen a la mente son las esculturas. Severas, soberbias, aparentemente milenarias: una tras otra, cientos de esculturas griegas se alinean en los pasillos de galerías reconocidas internacionalmente, como estandartes de un esplendor perdido con el paso de los años.
Aunque podría parecer que todas éstas son obras originales, algunos de los iconos más representativos de la Grecia Clásica no son originales. Por el contrario, se produjeron en talleres especializados por aprendices, como parte de una tradición amplia que existía en la región de copiar a los grandes maestros. Así funcionó.
¿Son originales las esculturas griegas?
Una de las premisas de la expansión territorial de Alejandro Magno fue fincar las bases del helenismo en todos sus territorios. A pesar de que el conquistador permitía que los usos y costumbres de cada lugar se mantuvieran, parte de la estrategia era establecer un lenguaje simbólico, visual y estructural común, de manera que todos entendieran las mismas referencias.

Fue así como, desde Macedonia hasta Egipto, los maestros esculturoes empezaron a seguir una misma línea estética, que cristalizaba los valores que Alejandro Magno había aprendido de Aristóteles. Con el paso del tiempo, estos mismos principios ayudaron a la unificación del Imperio Romano.
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Muchos de los dioses que se veneraban en Roma fueron calcas del panteón al que se rendía culto en Grecia. Las representaciones no distaban mucho de las esculturas griegas originales. Por ello, según explica el corresponsal Demetrios Ioannou para National Geographic, los romanos “tallaron muchas réplicas de mármol de los originales griegos, que generalmente se fundían en bronce”.
En la imitación está el arte
Este fenómeno es bien conocido entre los historiadores del arte en la actualidad. Al respecto, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York detalla que, desde finales del siglo IV a.C., ésta fue una manera de legitimar el proceso de expansión de Roma:
“[…] los romanos iniciaron una política de expansión que en 300 años los convirtió en los amos del mundo mediterráneo. Impresionado por la riqueza, la cultura y la belleza de las ciudades griegas, los generales victoriosos regresaron a Roma con un botín que incluía obras de arte en todos los medios”, explica el Departamento de Arte Grecorromano.
No sólo importaron —muchas veces, a la fuerza— las formas estéticas y cánones que se habían desarrollado en la Grecia Clásica, sino que sus propios artistas y orfebres empezaron a imitarlos. A veces, para ornamentar la capital y sus espacios de adoración. Otras, para traer pompa y lujo a las casas de los patricios y otros miembros de las élites en el poder.
La imitación del canon y las esculturas griegas, sin embargo, no se detuvo ahí.
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Imitando a los maestros clásicos
La tradición de imitar a los grandes maestros del pasado no se limitó al esplendor del Imperio Romano. Por el contrario, artistas de la Ilustración en el Reino Unido y Francia quisieron aplicar las mismas técnicas escultóricas siglos después.

Al respecto, Stelios Gavalas, escultor y director de un taller legal de imitación contemporáneo en Atenas, explica que la función de estas copias no era comercial:
“Los primeros moldes creados no fueron por motivos comerciales, sino científicos. Los eruditos querían estudiar a los antiguos ”, explica el artista. “Más tarde, todos querían estatuas para decorar sus lugares”.
Por esta razón, el canon griego influyó otras vertientes de la Historia del Arte en Europa. El arte bizantino, el paleocristiano y el medieval están entre algunos de ellos, con sus adaptaciones culturales e históricas.
Con esto, lo más probable es que los pasillos de los Museos Vaticanos y demás instituciones museísticas en Europa no cuenten con esculturas griegas originales. De acuerdo con los registros del National Archaeological Museum de Atenas, es que se trate de réplicas realizadas de manera legal siglos atrás.
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