Las gladiadoras romanas también fueron parte de los espectáculos de luchas que se efectuaban en los anfiteatros de la Antigua Roma.
Las gladiadoras romanas sí existieron y se les conoce como gladiatrices o gladiatrix. A pesar de que, en su mayoría, las batallas en el Coliseo Romano fueron protagonizadas por gladiadores, las mujeres también fueron parte de ellas.
Hay un dato curioso al respecto: todo apunta a que las mujeres de las clases más bajas de la sociedad romana eran las que casi siempre participaban en los combates. La prueba de ello sería que los autores que las mencionan en sus crónicas se refieren a ellas como ludia (artistas femeninas en un ludi, un festival o un entretenimiento popular) o mulieres (mujeres), pero rara vez feminae (damas).
Aquí cabe hacer una distinción para conocer las ideas romanas en cuanto a la mujer de la época: las mulieres eran consideradas las mujeres simplemente en el sentido biológico del término, mientras que las feminae representaban a las damas respetables de posición alta.
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Algunas pruebas de la existencia de las gladiadoras romanas
Sin embargo, existen registros literarios de que mujeres de la clase alta alguna vez también participaron como gladiatrices. Según diversas fuentes, las mujeres no eran obligadas a participar, sino que elegían entrar a la arena por decisión propia. Sus motivos eran la fama y el dinero que ello les podía dar.
Los combates de mujeres a espada ya existían desde el principio mismo de la gladiatura, cuando aún eran una práctica funeraria. Se ignora en qué momento las luchadoras con espada pasaron del ámbito fúnebre a combatir en juegos públicos.
En los textos antiguos se afirma que las gladiadoras romanas sólo aparecían en eventos especiales, manteniendo a las guerreras más exclusivas para hacerlas más atractivas al público.
La tumba de la gladiadora
Además de lo anterior, en el año 2000 el Museo de Londres recolectó algunas pruebas físicas cuando se encontró la tumba de un gladiador. Según el análisis del carbono, data del siglo I a.C. Tras un análisis más profundo, resultó que los restos eran de una mujer.
Su tumba estaba decorada con efemérides de gladiadores. También había restos de la comida ingerida en un elaborado festín funerario y valiosos objetos en su tumba. Los funerales de este tipo no eran para cualquiera, lo cual llevó a los estudiosos a creer que se trata de la tumba de una gladiadora.
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Otra de las escasas muestras que se refieren a la existencia de gladiadoras en la antigua Roma es una estatuilla de bronce conservada en el Museum für Kunstund Gewerbe de Hamburgo. Durante muchos años se interpretó que la figura representaba a una atleta, pero después de investigaciones más minuciosas se determinó que era la representación de una gladiadora. Aquí puedes leer un estudio acerca de este tema.
La importancia de ellas en los combates
El historiador romano Dió Casio describió un acontecimiento en el participaron gladiadoras romanas. Cuando la madre de Nerón (quinto emperador de Roma, también conocido como Claudio César Augusto Germánico) murió, se celebró una gran ceremonia en su honor.
Como parte del entretenimiento, participaron gladiadores masculinos y femeninos que cazaban animales salvajes y luchaban contra los criminales hasta la muerte.
Al igual que los hombres, las mujeres luchaban con el torso desnudo. También se sospecha que para que el público se diera cuenta de que se trataba de mujeres, luchaban sin protecciones en el rostro.
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Un espectáculo exótico
Si ya de por sí las peleas de gladiadores eran vistas como algo exótico entre la sociedad romana, el hecho de que se introdujeran mujeres era algo que le daba un sabor diferente. Su escasa presencia se debe a dos motivos: la mayoría de las veces, los combatientes eran esclavos varones, y en segundo término porque una mujer combatiendo no era bien visto.
En un artículo relacionado con el tema, National Geographic menciona que emperadores como Cómodo y Septimio Severo buscaron la forma de introducir en Roma el atletismo femenino que era tan popular en Grecia, sin embargo, ello fue visto como algo contrario a los valores romanos.
Pese a no estar precisamente en contra de las mujeres gladiadoras romanas, en el año 200 d.C. Septimio Severo prohibió su participación en combates.
Los gladiadores romanos ante la sociedad romana
Luchar en la arena era, dese luego, un pasaporte a la muerte o a heridas severas, pero también a la gloria, pues los gladiadores se convertían en ídolos de masas y objetos de deseo entre las mujeres. Eran representantes por excelencia de los valores de masculinidad exaltados por la sociedad romana.
Se les conocía como gladiadores porque su formación en lucha y las virtudes guerreras fomentaban el arte de la espada, es decir, el gladium. Tanto esclavos, como criminales y hombres libres podían ser gladiadores.
Quienes aspiraban (o eran obligados) a convertirse en luchadores se formaban en las escuelas de gladiadores, o ludus, donde un maestro los entrenaba para ello. Era el Estado quien cargaba con la obligación de pagar tanto a los gladiadores como a los entrenadores.
En el caso de las gladiadoras, no existen pruebas que demuestren que eran entrenadas en estos colegios. Entonces es probable que fueran entrenadas por familiares o de manera autónoma. Por otro lado, tampoco hay pruebas de que enfrentaran a hombres en los combates del anfiteatro.
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Cómo eran las peleas en los anfiteatros romanos
A los combates de gladiadores se les conocía como combates gladiatorios (munera gladiatoria) y se anunciaban por toda la ciudad mediante carteles pintados en los muros. Quien quería ser testigo de este espectáculo tenía que recoger sus entradas, las cuales eran gratuitas, en las puertas del anfiteatro.
Una noche antes del combate, los animales que pelearían contra los gladiadores eran llevados hasta el Coliseo para guardarlos en los subterráneos. Al mismo tiempo, los gladiadores participaban en una cena a la que podían acudir sus admiradores para verlos de cerca.
Antes de las batallas estelares, se hacía una exhibición de animales traídos de tierras lejanas para deleite del público. Las bestias hacían acrobacias y demás números. Después venían las batallas entre animales en combinaciones de lo más extrañas: en la arena podían convivir felinos con elefantes o decenas de animales de una misma especie que combatían o eran cazados por los venatores.
Los combates cuerpo a cuerpo
En estos también había variantes. Una de las más populares era aquella en donde se enfrentaban criminales o esclavos. Espada en mano, luchaban entre todos hasta que solo quedaba uno de pie. Al final, era ajusticiado por uno de los cazadores (venatores), un soldado o un gladiador esclavo. También era usual que terminara ejecutado por alguna de las bestias.
Llegada la tarde, también lo hacía el espectáculo más grande: el combate entre los gladiadores que peleaban no por obligación sino por convicción. Estos combatientes recibían una paga por lo que hacían y vivían mejor que la mayoría del pueblo.
Casi siempre se enfrentaban un peleador ligero con uno más corpulento. Ambos iban descalzos y el torno desnudo, pero con protecciones en piernas y brazos. La lucha duraba 10 ó 15 minutos, tiempo más que suficiente para que uno de ellos se rindiera.
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Los tipos de gladiadores
En la actualidad se conocen cuatro tipos de gladiadores:
- Mirmillo (Murmillo): el cual tenía un casco (con una cresta de pez), escudo oblongo y espada.
- Reciario: se caracterizaba porque que normalmente luchaba contra un mirmillo. Iba armado tan solo con una red y un tridente o daga.
- Samnita: luchaba armado con una espada, un casco con visor y un escudo oblongo.
- Tracio (Thrax): su equipo consistía en espada curva (una sica) y un escudo redondo.
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