La aparición de fantasmas es, según quienes creen en ellos, más común en antiguos lugares de sufrimiento, como cámaras de tortura, cárceles u hospitales. El caso de la Penitenciaría de Filadelfia, Pensilvania, confirma esta aserción. Inaugurada en 1829, es considerada la primera penitenciaría de la historia.
Las autoridades de los Estados Unidos aprobaron el proyecto que rompía con el sistema imperante, al desestimar el castigo corporal y promover la reflexión espiritual entre los reclusos. El arquitecto John Haviland planteó una especie de castillo amurallado de estilo neogótico formado originalmente por siete galerías arqueadas ––con 450 celdas––, que convergían en una torre central de vigilancia.
Diferenciado del antiguo concepto de cárcel, este sistema se caracterizaba por buscar la rehabilitación de los internos en celdas separadas con instalaciones sanitarias y el cuidado de un guardia que se responsabilizaba de ellos. Tal enfoque contrastaba con crueles castigos de otros tiempos, como el confinamiento en pozos profundos y los baños de agua helada durante el invierno.
El sistema se mantuvo vigente hasta 1913, cuando se regresó al modelo comunitario. Su interno más conocido fue el gánster Al Capone, y su visitante más célebre, el novelista Charles Dickens. Ya en la década de 1940 guardias e internos reportaban visiones inexplicables, que se multiplicaron tras el cierre del inmueble y durante su proceso de restauración.
Se cuenta que cuando un cerrajero intentó retirar un candado que tenía más de 140 años de antigüedad, quedó paralizado por la acción de una fuerza invisible. En los muros de la celda correspondiente aparecieron, supuestamente, los rostros de quienes padecieron en aquel lugar.
El fin de una prisión influyente
Reformada con celdas de castigo y un corredor de la muerte, la Penitenciaría, que acogió a mas de 85 mil reclusos, cerró en 1971. Este reciento permaneció abandonado varios años, durante los cuales la maleza y decenas de gatos invadieron el edificio de elevadas murallas y torreones de estilo gótico, arquitectura que buscaba mostrar al público el rigor para con aquellos que infringían la ley.
Arruinada por el paso del tiempo, se convirtió en un espacio de interés para los aficionados al terror sobrenatural tomando en cuenta algunos antecedentes de este tipo.
En el edificio, restaurado como monumento histórico, en 1991 se organizó por primera vez el evento de Halloween Terror tras los muros. Los fondos recaudados en sucesivas ediciones dieron origen a un centro de atracciones que hoy se considera la mayor casa embrujada del mundo y ofrece distintas experiencias a los visitantes, con escenografía y actores que representan a zombis, psicópatas y otros personajes terroríficos. Abierto al público los 7 días de la semana, 12 meses al año, de 10 a 17h.
En sus bloques de celdas, tanto los visitantes como los empleados reportan escuchar llantos, lamentos y susurros a través de los muros.

Al Capone, el más visitado
Su directora de marketing, Nicole Fox comenta que la celda de Al Capone, es una de las paradas más populares de su tour histórico.
Scarface, como apodaban al conocido gángster, fue detenido el 16 de mayo de 1929, junto a su guardaespaldas Frank Cline, a la salida de un teatro en el centro de Filadelfia. Acusado de portar un revólver ilegal, Al Capone fue condenado a un año de prisión por el juez Edward Carney, quien el día de su juicio le dijo a la cara:
“Las autoridades en algunas ciudades le temen. Pero Filadelfia no le tiene miedo, señor Al Capone”.
En la actualidad, más de 300 cárceles de todo el mundo se inspiraron en su diseño, como la Prisión de Carabanchel en Madrid o la que fue la Penitenciaría de México (inaugurada por Porfirio Díaz).
En palabras del historiador estadounidense Norman Johnston, convirtió al presidio de Filadelfia en “la prisión más influyente que jamás se ha construido”.

Fuente: Terror Behind the Walls (www.easternstate.org).