El francés era líder de una secta utópica- religiosa denominada Evadismo (Adán y Eva)
Este personaje francés de principios del siglo XIX fue el líder de una secta utópica- religiosa denominada Evadismo, palabra formada por el nombre de los primeros humanos Adán y Eva, pues consideraba a estos como una sola entidad andrógina conocida como Evadam.
Su doctrina hacía énfasis en el amor, la sensualidad, el goce sexual y la igualdad de género. Autoproclamado como Dios, se hizo llamar “El gran Mapah“, contracción de las palabras padre y madre, pues creía que en él habitaba una dualidad divina conformada por la virgen María, que era la Diosa Madre, y el Hombre-Dios, padre universal.
Solía escribir constantemente cartas al Papa Gregorio XVI pidiendo su renuncia y el arzobispo de París llegó a demandarlo.
Tuvo una docena de seguidores entre los círculos bohemios -la escritora feminista Flora Tristán fue una de sus discípulos pasajeros-, e intentó, sin éxito, que el escritor Víctor Hugo aceptara un cargo de “semidios”.