Causó gran extrañeza en la sociedad de su época por ser una cazadora de incendios profesional
Cuando era niña, Lillie Hitchcock Coit fue testigo de cómo la compañía de bomberos de San Francisco acudía a combatir un incendio, y en un hecho inusitado se unió a ellos para erradicarlo.
Desde aquel evento se conviritó en una “cazadora de incendios” profesional, por lo que dedicó los siguientes 30 años de su vida a colaborar de forma voluntaria con los “tragafuego”, convirtiéndose eventualmente en la mascota de la compañía antes mencionada.
Cada vez que escuchaba la alarma salía corriendo detrás de las bombas de agua y colaboraba para extinguir el fuego, hecho que en su momento causó gran extrañeza entre la rígida sociedad de su época, especialmente por tratarse de una mujer.
Cuando tuvo la suficiente capacidad económica, después de concluir cada una de las misiones invitaba a todos los bomberos involucrados a un restaurante para regalarles una opípara comida.