El mesmerismo, los cuentos de fantasmas o el espiritismo figuran entre las más famosas modas sobrenaturales en la Inglaterra victoriana.
La Inglaterra victoriana (20 de junio de 1837 – 22 de enero de 1901) se caracterizó por un profundo arraigo de pasatiempos y creencias en lo sobrenatural. Pese a ser un periodo histórico donde la medicina y la ciencia ya mostraban avances notables, seguía existiendo una “fe” en las fuerzas y energías sobrenaturales, historias de fantasmas y fenómenos espeluznantes. Esto dio pie a que hubiera un fenómeno que podemos definir como modas sobrenaturales en la Inglaterra victoriana. Veamos cuáles fueron las más populares.
Creencias en el mesmerismo
En las décadas de 1830 y 1840 hubo una notable moda por el mesmerismo, en el que se podían realizar curas médicas milagrosas a través de la hipnosis. Uno de los fieles creyentes de esta práctica fue el escritor Charles Dickens.
El autor de Oliver Twist fue un gran defensor del médico y profesor John Elliotson, un apasionado practicante del mesmerismo que fue despedido de su puesto en el University College Hospital.
El mesmerista ponía a un sujeto en trance, permitiendo el paso de energía al cuerpo más débil de su paciente, como si literalmente recargara su batería.
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Organizar sesiones espiritistas

Las jóvenes hermanas Fox afirmaron en 1848 haber entrado en contacto con el espíritu inquieto de un hombre asesinado en su casa. Esta alma en pena se comunicaba con ellas mediante fuertes golpes en las paredes de madera.
Este acontecimiento (que luego se demostró que era un fraude) fue el punto de origen del movimiento espiritista, la capacidad de los seres humanos de comunicarse con los muertos a través de médiums.
Se creía que los mejores médiums eran mujeres, ya que tenían una supuesta mayor sensibilidad para establecer contacto con el más allá. El espiritismo se convirtió en una de las modas sobrenaturales en la Inglaterra victoriana con mayor participación de las personas: una “prueba” de la supervivencia de la muerte corporal en una época que exigía pruebas y experimentos empíricos.
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Sacar fotografías de muertos (fotografía postmortem)
Para las familias adineradas de Europa, tomar fotografías de sus bebés o seres queridos recién fallecidos era una manera de recordarlos en sus últimos momentos. De alguna manera, se convirtieron en una vía de escape para el dolor y un homenaje íntimo a la persona recién muerta.
La fotografía de muertos durante los últimos años del siglo XIX respondió a la necesidad de conservar un archivo histórico familiar. Después de caer en desuso estos retratos costumbristas se convirtieron en un tesoro histórico que permitía apreciar la vestimenta, ocupación e incluso clase social de las personas retratadas.
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Contar historias de fantasmas en Navidad
En la noche de Navidad, las familias de la época victoriana se reunían alrededor del fuego para contar historias de fantasmas. Según Sara Cleto, folclorista especializada en literatura británica y cofundadora de la Escuela Carterhaugh de Folclore y lo Fantástico, la estación que rodea al solsticio de invierno ha sido de transición y cambio.
“Durante mucho, mucho, mucho tiempo, [la estación] ha provocado historias orales sobre cosas espeluznantes en muchos países y culturas diferentes de todo el mundo”, afirma.
Por otro lado, “las largas noches de invierno obligaban a la gente a dejar de trabajar pronto, y pasaban las horas de ocio acurrucados junto al fuego”, dice Tara Moore, profesora adjunta de inglés en el Elizabethtown College, autora de Victorian Christmas in Print y editora de The Valancourt Book of Victorian Christmas Ghost Stories.
“Además, no hacía falta estar alfabetizado para volver a contar la historia local de fantasmas”.
La tradición oral de contar cuentos de fantasmas en invierno pronto se transformó en palabra impresa gracias al uso de la imprenta, que hizo crecer el mercado editorial en Inglaterra. Pronto se vendieron antologías de cuentos de fantasmas que eran leídas en voz alta durante las reuniones familiares navideñas.
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Desenrollar momias en reuniones
La egiptología se volvió en una ciencia pero también en un hobby entre los habitantes ingleses de la época victoriana. Durante este periodo, en Europa se vivió un renovado interés por el antiguo Egipto debido a la entrada de Napoleón en el país.
Esta nueva fascinación se denominó “egiptomanía”… y muchos habitantes adinerados comenzaron no solo a viajar a Egipto sino a comprar momias para llevarlas a casa. Al regresar de sus viajes, organizaban una fiesta para desenvolverlas y observar el milenario cuerpo resurgir al mundo.
A veces se hacía en lugares públicos, pero casi siempre se hacía solo con invitación.
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