Una nube incandescente de lava volcánica que arrasó con dos ciudades romanas dejó, detrás de su paso encendido, uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo.
Petrificados entre capas irascibles de lava volcánica, los habitantes de Pompeya y Herculano quedaron sepultados bajo un mar de fuego. Tras días de movimientos telúricos fuertes, ya vaticinaban la venida de una catástrofe de magnitudes olímpicas. A las faldas del Monte Vesubio, una erupción terminaría con las ciudades hermanas para siempre.
Cuando la lava finalmente se enfrió, cuerpos de seres humanos y animales por igual quedaron recubiertos por piedra volcánica, a manera de una protección de yeso natural. Por esto, muchas casas y esqueletos completos se preservaron casi intactos. Los huesos se han encontrado incluso en la forma anatómica del cuerpo humano, pero no se han hallado todavía restos de cerebros. La ciencia tiene una explicación para esto:
Asfixia, presión y sepulcros de lava

El 24 de octubre del año 79 d.C., oleadas interminables e impenetrables de gases tóxicos asfixiaron a los pobladores de los pueblos aledaños. Se tiene registro de que los vapores que emitió el volcán se elevaron hasta 300ºC. Las víctimas que sufrieron la erupción del Vesubio sintieron sus venas hervir. Para muchos de ellos, la presión fue tan fuerte, que el cráneo les explotó.
Los desastres naturales no entienden de clase social y posición económica: políticos de las más altas élites y personas de servicio por igual fueron sepultados por las emisiones del volcán. A muchos, la erupción les tomó por sorpresa: al día de hoy, permanecen petrificados en la misma posición en la que murieron.
20 kilómetros más allá de sus laderas

Ese día, la erupción del Vesubio inundó 20 kilómetros más allá de sus laderas. Los techos de las villas romanas se desplomaron. Pueblos enteros desaparecieron. Los únicos vestigios que quedan son las ciudades de Pompeya y Herculano, que figuran entre los sitios turísticos como necrópolis accidentales.
Aquellos quienes buscaron refugio lo hicieron en vano. Se sabe que realmente pocas personas pudieron escapar de la catástrofe ardiente. La Universidad de Federico II de Nápoles condujo un estudio sobre los restos orgánicos que quedaron sin pulverizar por completo. En éste, se determinó que muchos de los huesos disponibles estaban recubiertos de óxido de hierro.
Esta investigación determinó que muchas de las personas que murieron ese día, perdieron la vida a causa de las temperaturas elevadas, que vaporizaron sus tejidos y terminaron con sus miembros. Algunos más, ni siquiera se dieron cuenta, pues fallecieron en el instante.
Sigue leyendo:
¿Por qué el año 536 d.C. se considera el peor de la Historia?
Cómo evitar que tu perro sufra un infarto o ataques de ansiedad con los cohetes