Nadie creyó que Hernán Cortés fuera Quetzalcóatl, ni que los españoles fueran dioses al llegar a México-Tenochtitlan.
Francisco López de Gómara nunca pisó América. Nunca en su vida había conocido la cultura mexica. Sin embargo, como un historiador humanista avalado por la Iglesia Católica, gustaba de hacer crónicas y registros oficiales sobre los hallazgos que los conquistadores de su país habían hecho en el Nuevo Mundo.
En la cumbre de su carrera como cronista del nuevo territorio, alrededor del año 1552, propuso una idea que cambiaría el paradigma de conocimiento sobre los nuevos contactos en América. Como secretario de Hernán Cortés, le pareció muy adecuado señalar que los indígenas habían permitido la colonización peninsular porque consideraban que los españoles eran dioses.
Una revisión histórica de los registros precolombinos señala exactamente lo contrario.
Los españoles no fueron dioses en Tenochtitlan

Hernán Cortés ya se había retirado. Cansado de buscar riquezas y apoyar los proyectos expansionistas de la corona española, decidió establecerse en su finca de Coyoacán con Malintzin. Para entonces, ya tenían varios hijos. Con todos sus tesoros, dedicó sus años tardíos a hacer un recuento de los hechos que había recolectado a lo largo de su carrera militar. Especialmente en el Nuevo Mundo.
Durante sus años como conquistador, Cortés se dedicó a escribir cartas a los reyes de España. En ellas, reportaba los sucesos más significativos en el proceso de colonización territorial que los monarcas católicos querían concretar del otro lado del mar. En ninguna de ellas, explica el historiador Matthew Wills, aborda la idea de que los pobladores originarios vieran a los españoles como dioses:
“Las propias cartas de Cortés durante la conquista no mencionan ser confundido o interpretado como un dios. Sin embargo, la versión de López de Gómara se convirtió rápidamente en la historia aceptada”, escribe el autor para JStor.
La versión de López de Gómara fue tan convincente y poderosa, que los colonizadores venidos de Europa la tomaron como estandarte para deslegitimar las formas de vida existentes en América. A pesar de los milenios de desarrollo científico, cultural y religioso que ya tenían los pobladores originarios, la fuerza de las armas, las enfermedades extranjeras y el discurso de odio hacia el mundo prehispánico fueron herramientas poderosas para restarles poder.
La idea de que los mexicas creyeran que los españoles eran dioses blancos fue tan efectiva, que se utilizó como justificación para las campañas bélicas que se dieron en todo el continente americano. No sólo eso: fue un argumento sólido —a los ojos de los peninsulares— para cuestionar si los seres encontrados en el Nuevo Mundo eran realmente seres humanos, y por lo tanto, si eran merecedores de la misericordia de Dios.
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Cortés nunca fue Quetzalcoatl

Ocho presagios funestos antecedieron a la llegada de Cortés. Todos se le manifestaron a Moctezuma en los meses previos a la llegada de los españoles a México-Tenochtitlan. Ninguna de ellas estaba relacionada con el antiguo mito mexica de que Quetzalcoatl volvería a andar entre los seres humanos en algún momento.
Miguel de León Portilla argumenta que la creencia en “el retorno de sucesos y personas parece elemento recurrente en el pensamiento mesoamericano”. Aunque, efectivamente, el mito del regreso de Quetzalcoatl era predicado por los ministros religiosos de Tenochtitlan, no existe evidencia que relacione este entramando mitológico y cultural con la llegada de los españoles.
Por el contrario, es resultado de un discurso de supremacía blanca, como lo identifica Wills en su texto para JStor:
“La historia de los ‘dioses blancos’ es esencialmente pornografía política, una narrativa deshumanizante que equipara la superioridad tecnológica con la intelectual y moral”, sentencia el autor.
Con ello, a nivel discursivo, simbólico y político los españoles se posicionaron a sí mismos en un lugar más arriba que los pueblos que llegaron a dominar. Aunque es cierto que los españoles contaban con mejor armamento que los mexicas, esto no los convirtió en dioses a sus ojos.
Un discurso que flaquea
Por el contrario, es bien sabido que Cortés logró someter a México-Tenochtitlan con ayuda de los tlaxcaltecas, quienes tenían un ejército mucho más nutrido que los peninsulares. Lo que es más: conocían a profundidad la orografía local. De lo contrario, las campañas expansionistas europeas en América posiblemente no hubieran tenido frutos.
Aunque los registros históricos de la época respaldan esta versión de los hechos, en México todavía se sigue creyendo que los mexicas pensaban que los españoles eran dioses. A siglos de la conquista, este supuesto parece más bien absurdo, y es similar a la creencia de que América realmente fue descubierta. Desde milenios antes, ya había gente ahí.
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