Su historia en antiquísima, pero aún hoy se festejan con el mismo fin de sus inicios: darle rienda suelta a los sentidos.
Mauro García Velázquez
Los carnavales son fiestas que, de acuerdo a los etnólogos, ya disfrutaban culturas tan distantes como la sumeria y la egipcia; es decir, se celebraban desde hace por lo menos 5,000 años, y es que la llegada de la primavera augura una mejor forma de vida. Ya más cercanos a la cultura occidental, los romanos también festejaron el carnaval, por ello a comienzos de la Edad Media la iglesia católica propuso una etimología procedente del latín vulgar: carne-levare, que significa ‘abandonar la carne’, pues esta fiesta es previa a la temporada de cuaresma que antecede a la Semana Santa, aunque otra etimología muy aceptada es que proviene de la palabra italiana carnevale, que significa la época cuando se podía comer carne.
Las carnestolendas no tienen una fecha precisa para su celebración; en estricto sentido, se deben realizar los días previos al miércoles de ceniza, pero algunos, como el de Uruguay, comienzan desde enero. Otros, como el de Oruro, en Bolivia, por lo general llevan al todo el mes de febrero y ya más en el plano de atraer turismo, en lugares como la Huasteca veracruzana -en México- y otros sitios, denominan carnaval a algunos festejos que se realizan en los primeros meses del año. Eso sí cualquier carnaval a donde acudas se caracterizará por su permisividad y cierto desenfreno, pues muchas veces trastocan las costumbres y sirven como una válvula de escape para el pueblo.
Claro, esa anarquía dependerá mucho del lugar a donde vayas; es decir, de cómo sea el temperamento de su gente, pues se realizan en muchas partes del mundo; son famosos el carnaval de Venecia, los españoles y el de Nueva Orleans, pero el más conocido, sin duda, es el que se celebra en Río de Janeiro, donde lo fastuoso de las comparsas, la música de samba y la sensualidad son los ingredientes que permean en el ambiente.
El carnaval de Río es un buen ejemplo de cómo una amalgama de culturas dan por resultado un espectáculo único, y es que en los carnavales en América Latina la tradición española de origen católico se mimetizó con las costumbres locales y las traídas por los esclavos negros, por ello en la actualidad estas fiestas tienen una connotación particular acorde con tales factores.
En México, en particular, hay varios tipos de carnavales, los más populares son los de Veracruz, Mazatlán y Campeche; con una connotación más tradicional están el de Huejotzingo, Puebla, y el de Chimalhuacán, en el estado de México, pero hay un sinnúmero de fiestas de carnaval donde la herencia indígena todavía domina el sentido del festejo. En estas entregas nos dedicaremos a presentarte una semblanza de algunas de estas fiestas.

