Internet es también un reflejo de la muerte y las prácticas funerarias que ha dado lugar a fenómenos sorprendentes e inquietantes a ese respecto.
Están los anuncios de las compañías dedicadas a prestar servicios funerarios como la cremación o la inhumación, y las ofertas de un variado espectro de líderes y agrupaciones religiosas, nuevas y antiguas, que proponen auxiliar a los moribundos o a quienes viven un proceso de duelo por el fallecimiento de un ser querido.
Poco a poco surgieron portales especializados en el tema como www.growthhouse.com que ofrece cerca de 4,000 documentos, o el sitio Yahoo Death and Dying, donde pueden hallarse recursos para el manejo del duelo, chistes fúnebres y reglas de etiqueta para conducirse durante un sepelio.
La orientación práctica alcanza extremos tragicómicos, comoocurre con el ?reloj de la muerte? (www.deathclock.com), un recurso informático que, con base en la información que introduzcamos (edad, índice de masa corporal, afición o abstinencia del tabaco), permite calcular el tiempo que nos resta.
Aparte de los cementerios de piedra y tierra que hay en el mundo real, en la red existen panteones virtuales, como www.jardincelestial.com, en los que se edifican memoriales electrónicos para conmemorar la vida de los difuntos queridos.
Otros recursos, como www.findagrave.com, permiten localizar dónde están enterrados personajes famosos.
Y con respecto a las honras fúnebres, cabe señalar los nuevos servicios virtuales que complementan a las ofertas funerarias tradicionales. En algunas ciudades del norte de México afectadas por la inseguridad asociada al narcotráfico, acudir a los velorios tradicionales puede ser especialmente riesgoso. Por eso se ha optado por los velorios virtuales, que permiten a los que antes hubieran asistido en persona, ver al difunto a través de un sistema de cámaras web y acompañarlo desde la pantalla de la computadora.
Existen, asimismo, servicios de obituarios o notas necrológicas virtuales, las cuales alcanzan mayor difusión que las que se imprimen en los periódicos; www.legacy.com es uno de ellos y hace posible el envío de flores al servicio funerario, cooperar con el pago de los gastos y conformar un libro de condolencias que puede enriquecerse a lo largo de los meses. El sitio permite adquirir una impresión de éste donde aparece una semblanza y una colección de imágenes del difunto.
En los últimos años los usuarios de la red hemos adquirido una existencia virtual a través de cuentas de correo y pertenencia a redes sociales. ¿Qué pasa con esta presencia cuando morimos en el mundo real? En un inicio adquiría calidad fantasmal, pero pronto los principales proveedores de estos servicios tuvieron que tomar determinaciones sobre el procedimiento a seguir con las cuentas de los difuntos; facebook.com propuso inicialmente convertir, a petición de los deudos, la cuenta activa en una cuenta conmemorativa, cerrada a las actualizaciones pero abierta para que los amigos del difunto pudieran evocarlo.
Hoy también es posible que un familiar directo la cierre entregando la documentación indispensable, como el acta de defunción; gmail.com, por su parte, ha diseñado un protocolo para permitir el acceso a la cuenta de un difunto. El instructivo comienza con ?un sentido pésame por la pérdida?, acepta que el proceso ?es largo y requiere mucha paciencia? y aclara que cada caso ?será meditado en profundidad?. El mismo sitio ha desarrollado un ?Gestor de cuentas inactivas? en el que el propio usuario toma las decisiones relacionadas con su cuenta cuando haya muerto. Puede heredarse a algún usuario autorizado o destruirse después del transcurso de un lapso determinado incluyendo todas las prestaciones asociadas, como las fotografías de Picasa, los posts de Blogger y los mensajes de voz.
Cabe agregar, para completar este breve panorama, el modo en que la red ha puesto al descubierto la fascinación mórbida por la muerte que permanecía oculta antes de existir esta plataforma de comunicación. Hay sitios como www.celebritymorgue.com donde es posible ver imágenes de cadáveres de personajes conocidos. Sin embargo, aún es pronto para entender las relaciones entre la muerte y la red, como lo advierte Friedrich Wilhelm Graf, de la Universidad Ludwig Maximillian de Munich.
Si bien puede ser un memorial colectivo de personas y generaciones, también puede poner al descubierto, despertar o exaltar de modo nocivo la atracción por un regreso brutal y violento a lo inorgánico.