Estas son algunas de las prácticas sexuales más extrañas de la historia que nos siguen sorprendiendo y fascinando en pleno siglo XXI.
El sexo forma parte inseparable de la humanidad, no solo desde un punto de vista biológico y psicológico sino también como una parte de su propia identidad. Ello ha llevado a que cada civilización tenga sus propios tabúes, permisos y visiones acerca de la sexualidad. En pleno siglo XXI, el sexo sigue siendo un tema prohibido, pero fascinante, para algunos. Conocer cómo ha evolucionado desde la antigüedad hasta nuestros días es una parte vital para entender el papel del ser humano en el mundo. Estas son las prácticas sexuales más extrañas de la historia que debes conocer para sorprenderte.
Miel y pimienta para aumentar el placer
Entre los griegos y los indios era muy común usar una mezcla de miel y pimienta machacada que se untaba en el pene para tener una erección más duradera. Con ello se mejoraba el rendimiento sexual. Los griegos también utilizaban una planta de origen indio que supuestamente provocaba potentes erecciones al frotarla en los genitales.
Sexo oral y masturbación en el antiguo Egipto
En el antiguo Egipto existieron algunas de las prácticas sexuales más extrañas de la historia. Ejemplo de ello fueron las felatrices, mujeres que se dedicaban a ofrecer sexo oral a sus clientes. Se les distinguía por sus labios pintados de un intenso color rojo. Algunas fuentes aseguran que las felatrices no eran vistas como prostitutas.
Por su parte, los faraones llevaban a cabo un ritual sexual en honor al dios Atum («El que existe por sí mismo») que consistía en masturbarse a orillas del río Nilo, cuidando que el semen cayera dentro de las aguas y no en la orilla.
La intención de ello era emular a Atum, quien, según los relatos egipcios, se formó de la nada. Posteriormente se masturbó y de su semen nacieron los dioses que le ayudaron a crear y gobernar el universo.
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Pederastia en la antigua Atenas
En la Atenas del siglo V a.C. no era extraño ver a los hombres adultos cortejando a adolescentes con regalos y todo tipo de objetos que los halagaran. El primero obtenía favores sexuales mientras que el segundo se adueñaba de una carta de entrada a la alta sociedad ateniense. Se puede decir que era un juego de conveniencia.
Diversos autores mencionan que esta práctica se llevaba a cabo con el fin de introducir a los jóvenes a la sociedad adulta. Un mentor de mayor edad se encargaba de la formación militar, académica y sexual de un joven hasta que éste alcanzaba la edad de casamiento.
Las imágenes del lupanar de Pompeya
Entre los romanos, el sexo se veía como algo natural y libre de ciertos tabúes, incluyendo la prostitución. Ejemplo de ello es el famoso lupanar de Pompeya, el burdel más famoso de la ciudad romana. Los murales o grafitis que se encuentran en este sitio dan fe de lo que pasaba ahí. Se pueden ver imágenes de parejas teniendo sexo en las más diversas posiciones que no dejan absolutamente nada a la imaginación.
Lupanar viene de la palabra lupa, que en latín quería decir “prostituta” o “loba”. El Lupanar no solo era el prostíbulo más grande de Pompeya, sino que se construyó con esa finalidad. Este sitio se descubrió en el siglo XIX, pero se abrió al público hasta 2006 después de su restauración.
Las mujeres travestidas de Esparta
Se dice que los guerreros espartanos estaban habituados a la homosexualidad debido a los muchos meses que pasaban juntos en las misiones bélicas. Ello llevó a que las mujeres espartanas idearan un curioso ritual en las noches de bodas: se travestían con ropa masculina antes de mantener relaciones sexuales para provocar y aumentar el placer en sus hombres.
Los militares y guerreros espartanos estaban habituados incluso a la pederastia, pues se veía como una forma de adiestramiento militar. Por otro lado, diversos historiadores han planteado que la relación entre alumno y maestro no tenía necesariamente un componente sexual, aunque no dejaba de existir cierta dosis erótica.
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