Hace 165 años, el 12 de julio de 1854, nació George Eastman, el revolucionador de la película fotográfica, quien le daría un carácter portátil a las cámaras al hacerlas más prácticas, y al abaratarlas pondría al alcance de mayor número de gente una afición reservada antes para unos cuantos.
Luego de trabajar, a los 14 años, como mensajero en una empresa de seguros con un sueldo de tres dólares, Eastman diez años después (ya había estudiado contabilidad y ganaba 15 dólares semanales) empezó a interesarse en el proceso fotográfico al notar lo complicado de retratar con cámaras que requerían varios complementos para funcionar.
Pagó cinco dólares para aprender a hacer fotografías y leía revistas sobre el tema. Así comprendió lo esencial de la emulsión de gelatina en el proceso de imprimir imágenes y comenzó a experimentar en la cocina de su casa, que convirtió en su laboratorio.

En 1871, cuando Eastman tenía 17 años, el médico y fotógrafo británico Richard Leach Maddox había inventado una nueva emulsión, la plata en seco o emulsión de gelatina en plata. Aunque no tenía ventajas frente al colodión (además de ser más delicada, el nivel de sensibilidad a la luz era similar), el también británico Charles Bennett logró mejorarla mediante la aplicación de calor. Pero la emulsión de gelatina en plata no cobraría relevancia sino hasta 1888, cuando Eastman puso en el mercado la primera cámara con película fotográfica en rollo a base de ésta, Kodak nº1, con capacidad para 100 fotografías.
Unos años antes, en 1877 Eastman había descubierto la fórmula por la que, al aplicar una emulsión de gelatina al cristal para hacer placas fotográficas secas, se obtenía de ellas una mayor sensibilidad y versatilidad que con las anteriores placas húmedas.
Para comercializar sus innovaciones había formado entonces la Eastman Dry Plate Company y, asociándose con William Walker, un fabricante de cámaras fotográficas, buscado un método fácil y económico de captar las imágenes.
En 1884 había patentado una película transparente y flexible montada sobre papel. Esta primera película se enrollaba en un mecanismo de carretes acoplado en una caja, la citada Kodak no. 1, que comercializó a 25 dólares. Estas cámaras se enviaban al fabricante para su revelado y recarga.
Luego contrató al químico Henry Reichenbach y con él desarrolló un mejor soporte para sus emulsiones, una nueva película transparente llamada celuloide (que después resultaría decisiva en el surgimiento de la industria del cine), así a partir de 1899 bastaba enviar a la fábrica para su revelado el carrete utilizado. Se popularizó por entonces el slogan “Usted aprieta el botón, nosotros hacemos lo demás”.
Eastman construyó la empresa Eastman Kodak Company, la cual fue absorbiendo a las firmas rivales estadounidenses e irrumpió en los mercados europeos. En 1900 creó la cámara Kodak Brownie, en 1923 la cámara de cine de 16 milímetros Cine-Kodak y en 1932 la cámara de 8 milímetros.


