La primera Villa Olímpica se erigió en una de las ciudades más agitadas de los Estados Unidos y el mundo en la década de 1930.
La Villa Olímpica es una de las zonas más importantes cada vez que se disputan unos Juegos Olímpicos. Se trata del sitio en el que los atletas llegados de distintos países se alojan mientras dura la justa olímpica. Este sitio hermético, a donde solo acceden los deportistas y los entrenadores debidamente acreditados, está lleno de historias y anécdotas de todo tipo. Fue en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 donde se construyó la primera Villa Olímpica de la historia.
Primera Villa Olímpica: un sitio de descanso para los atletas
Este sitio estaba localizado en Baldwin Hills, en las afueras de Los Ángeles. Esta primera Villa Olímpica constaba de 550 casas (o bungalows) portátiles diseñadas por H.O. Davis para albergar a 1.836 atletas masculinos exclusivamente. En su interior se encontraban todos los servicios básicos. Cada casa tenía cupo para dos atletas, quienes tenían a su disposición dos camas, dos sillas, una cómoda y un lavabo.
Alrededor de cada casa se plantaron hileras de flores y césped hasta la puerta. El supervisor de la Villa Olímpica, H.O. Davis, quería dar a los atletas algo más que un lugar de descanso: esperaba que se sintieran como en casa.
En la Villa Olímpica se encontraban una oficina postal, una de telégrafos, un anfiteatro, un hospital, un departamento de bomberos, un banco, cinco comedores, una estación de radio, un laboratorio dental, un cine y un edificio administrativo. Las atletas femeninas se hospedaron en el Chapman Park Hotel.


Estos bungalows pintados de rosa y blanco tenían dos habitaciones de 3 por 4 metros. Estaban amueblados con cortinas, cuatro camas y sillas de mimbre. La idea era que una vez que el evento culminara, los construcciones fueran retiradas después de que los atletas se marcharan.
Crónicas de aquellos días, relatan que la experiencia para los atletas olímpicos fue de lo más gratificante. Superar las barreras culturales y de lenguaje fue algo divertido para ellos cuando socializaban con otros deportistas provenientes de tierras lejanas. Aquella primera Villa Olímpica de alguna manera hizo posible que el espíritu Olímpico trascendiera más allá de los encuentros deportivos.
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Un proyecto innovador
Reunir en un solo espacio a hombres provenientes de diversos países parecía un proyecto arriesgado e impensable. Sin embargo, un artículo publicado en Los Angeles Times al finalizar el evento deportivo declaraba que la primera Villa Olímpica había sido un éxito:
“‘Nunca’, era la opinión general. No se puede reunir a hombres de todas las naciones; hombres de países, quizás, que creen tener odios ancestrales; jóvenes cuyas razas, creencias e ideales entran en conflicto’. Pero Los Ángeles lo hizo. No se les encerró a estos hombres de todo el mundo; se les ofreció un hermoso hogar que se convirtió en algo más que un hogar para ellos”.

Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, también se habilitó un sitio para que los atletas descansaran y entrenaran durante su estadía en la capital alemana. Este lugar contaba con teatro, una arena deportiva, un hospital, una alberca y una sauna. A partir de estos eventos, la idea de construir una zona de alojamiento exclusivo para los deportistas se hizo una tradición que perdura hasta nuestros días.
De hecho, las Villas Olímpicas destacan por su modernidad y funcionalidad. Cuando los Juegos Olímpicos terminan, estos sitios suelen ponerse a la venta para habitarse. Con ello, la inversión no se desperdicia y estos sitios siguen siendo útiles durante varias décadas.
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La primera Villa Olímpica en ser nombrada de esa manera
Tras el evento de Berlín 1936, tuvieron que pasar 20 años para que la zona donde los atletas se alojaban recibiera el nombre de Villa Olímpica como tal por primera vez. Esto ocurrió en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956. Esta primera Villa Olímpica estaba situada en el suburbio de Heidelberg, a 13 kilómetros del Estadio Olímpico.
El terreno sobre el que se asentó incluía 841 bloques de viviendas para 4, 7 y 9 personas, campos de entrenamiento y espacios recreativos. A diferencia de lo que pasó en los Juegos Olímpicos de 1952 en Helsinki, en donde los atletas de origen soviético no quisieron dormir en el mismo espacio que los demás debido a las tensiones por la Guerra Fría, todos los deportistas se alojaron en la misma Villa Olímpica sin importar su nacionalidad.


El más temprano antecedente
Sin embargo, décadas antes existió un sitio al que se le podría considerar como una Villa Olímpica temprana. Fue en los Juegos Olímpicos de París 1924, evento al que acudieron 3.075 deportistas de 44 países. Debido a la cantidad de atletas participantes, los organizadores vieron la necesidad de construir un sitio donde todos pudieran alojarse.
Así fue como se erigieron pequeñas cabañas cerca del Estadio Olímpico Yves-du-Manoir para que los atletas tardaran menos tiempo en llegar a sus competencias. Estos alojamientos carecían de las comodidades y servicios de las Villas Olímpicas como las conocemos en el presente. Aun así cumplían con el objetivo de concentrar a los atletas en un solo sitio y facilitarles la vida para acudir a sus competencias.
En el presente, algunos atletas de élite como los tenistas Maria Sharapova y Roger Federer, que han participado en Juegos Olímpicos, prefieren alojarse en hoteles de lujo en lugar de las tradicionales Villas Olímpicas.
Para los Juegos Olímpicos de México 1968, se construyó la Villa Olímpica ubicada al sur de la Ciudad de México. Conoce más de ella en este video:
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