Las estrategias políticas de Vyacheslav Mikhailovich Molotov condenaron a Europa entera a décadas de miseria. Ésta es su historia.
Europa estaba en guerra. Antes de la Unión Soviética decidiera de qué lado del conflicto quería estar, Moscú ya se había puesto en contacto con los diplomáticos alemanes para tantear el terreno de negociación. Por ello, los comunistas invitaron personalmente a Joachim von Ribbentrop, Ministro de Relaciones Exteriores del Tercer Reich, a darse una vuelta al Kremlin.
Al llegar a la capital, el ministro de Hitler se encontraría con Vyacheslav Mikhailovich Molotov, quien ocupaba el mismo cargo en territorio soviético. La visita del ministro alemán les era tan importante, que mandaron un avión Cóndor trimotor para recogerlo. Desde el aeropuerto, un agente especial lo estaba esperando para llevarlo al interior de las murallas del Kremlin.
Este encuentro, según documenta la BBC, “condenó a Europa a décadas de miseria“. Ésta es su historia.
¿Quién fue Vyacheslav Mikhailovich Molotov?

Vyacheslav Mikhailovich Molotov fue el Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Él mismo esperó a Joachim von Ribbentrop en una de los antiguas salas de juntas de los zares, al interior del Kremlin, para conducir una de las reuniones más trascendentes de la época.
Después de saludar a Stalin, el dirigente de la URSS, Von Ribbentrop no hizo escalas para encontrarse con su homólogo comunista. La reunión tenía un único objetivo: firmar un tratado de ‘no agresión’ entre Alemania y la Unión Soviética, de manera que —aunque no fueran naciones aliadas propiamente–, no hubiera hostilidades bélicas entre ambas.
Tras la firma ceremonial del acuerdo, Von Ribbentrop y Molotov se tomaron una fotografía que alcanzaría los anales de la historia. En él, se especificaba claramente que entre ambos países se promoverían “vínculos económicos, ofrecerse ayuda y tratos preferenciales“, según explica el periodista Lioman Lima a la BBC.
Eso fue, al menos, lo que se dijo a los medios. Las intenciones reales eran otras.
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¿Qué fue el tratado Molotov y qué objetivos propuso?

La idea que sostenía el tratado de no agresión entre Alemania y Rusia era la repartición de Europa oriental. A ambos países les interesaba expandirse territorialmente, por lo que ‘los tratos preferenciales’ aludían más bien al respeto que cada quién tendría sobre las nuevas adquisiciones del otro.
A pesar de que, en ese momento histórico, Berlín y Moscú eran enemigos jurados ante el mundo, ese día las banderas del Tercer Reich ondearon desde el Kremlin. Unos cuantos días más tarde, la Unión Soviética estaría apoyando a Alemania en su intento por invadir Polonia. No sólo lo consiguieron, sino que a partir de entonces, entre ambos decidieron el destino de los países bálticos —como si se tratara de un botín de guerra.
La mitad de Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia, la región de Besarabia (que hoy es Ucrania, por cierto) se convertirían en Estados satélites de la Unión Soviética. Visto de otra manera, el antiguo imperio ruso se comería a esos países para hacerse más grande, y así, tener más salidas al mar.
Después de la sesión de fotos, los comunistas celebraron un banquete que duró hasta la madrugada siguiente.
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¿Quién inventó las bombas Molotov?

Eventualmente, los intereses de Alemania miraron más allá de su acuerdo de no agresión con la Unión Soviética. Vyacheslav Mikhailovich Molotov tuvo que resolver sus asuntos con los Aliados, y eventualmente, el Tercer Reich perdió el vigor que le interesaba a la Unión Soviética.
Durante más de medio siglo, sin embargo, los países bálticos y los territorios acordados entre Molotov y Von Ribbentrop vivieron bajo el yugo soviético. Cuando la URSS intentó invadir Finlandia, los tanques comunistas fueron recibidos por los locales con “envases de vidrio que contenían combustible y por mecha tenían un pedazo de tela“, según los registros históricos.
En ‘honor’ a las estrategias políticas de Vyacheslav Mikhailovich Molotov, estos explosivos caseros adoptaron su apellido. En la actualidad, la receta para prepararlos se mantiene básicamente igual —y sí, siguen protagonizando las revueltas civiles en contra los regímenes opresivos.
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