San Judas Tadeo es venerado en Latinoamérica como patrón de las causas difíciles y se cree que murió dramáticamente predicando el cristianismo.
Judas Tadeo fue uno de los doce apóstoles que según la tradición cristiana, acompañaron a Jesús de Nazaret y se convirtieron en sus discípulos.
Aunque es poco lo que se conoce de su vida a partir de las escrituras y los cánones bíblicos, se sabe que participó en la Última Cena y predicó la palabra de su maestro hasta su muerte en el año 62.
Aunque existen distintas versiones sobre la vida de Judas Tadeo tras la ascensión de Jesús, la más popular y polémica tiene un origen latino y explica cómo en compañía de Simón el Cananeo, Judas Tadeo se dedicó a recorrer Persia predicando el cristianismo.
Sin embargo, después de llegar al pueblo de Suamir y pasar una noche en él, Judas Tadeo y Simón fueron recibidos por una turba encabezada por Zaroes y Arafat, dos magos que aparecen en distintos relatos enfrentándose a los apóstoles.

Según el relato, al negarse a hincarse ante los dioses adorados en Suamir, los apóstoles fueron apresados y torturados hasta la muerte: mientras que Simón lo cortaron con una sierra, Judas Tadeo golpeado con una maza en la cabeza hasta aplastarla y posteriormente, murió decapitado con un hacha.
Esta historia persistió en la tradición católica durante algunos siglos, pues antes de su llegada a América, San Judas Tadeo era representado llevando una alabarda o espada, señal de la tortura que sufrió en Persia.
San Judas Tadeo forma parte de las celebraciones litúrgicas de la Iglesia Católica desde el siglo VIII, cuando se nombró el 28 de octubre como su natalicio, junto con el del apóstol Simón.

Se cree que sus restos se encuentran divididos en dos partes: mientras una yace en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, otra se encuentra en la Basílica de San Sernín, Francia.
El templo que San Judas Tadeo se apropió en la Ciudad de México
Según la Enciclopedia Británica, la devoción a San Judas Tadeo como patrón de las causas difíciles inició en Alemania y Francia durante el siglo XVIII; sin embargo, los orígenes de su culto en Latinoamérica son más recientes: después de que su figura se popularizó en España e Italia durante el siglo XIX, la imagen de Judas Tadeo se exportó a América, donde fue adoptada con especial ahínco en Perú y México.
La popularidad del santo ha crecido en las últimas décadas en México, especialmente en la capital, donde a falta de un sitio propio de peregrinaje, la imagen de San Judas Tadeo desplazó a la del patrón de la Ciudad de su propio templo.
La devoción reciente al apóstol provocó que el Templo de San Hipólito (que conmemoraba la caída de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521 y por lo tanto, había encontrado en Hipólito al patrón de la Ciudad de México) cambiara su advocación original por la de San Judas Tadeo, después de que en 1982 llegara una primera imagen suya a la iglesia.
Desde entonces, el Templo de San Hipólito es el principal punto de veneración de San Judas Tadeo, cuya figura es reproducida en esculturas, playeras, velas y estampas como patrón de las causas difíciles.
No obstante, su popularidad no está exenta de polémica: a diferencia de la Virgen de Guadalupe, emblema nacionalmente aceptado desde que Hidalgo cargara con un estandarte que contenía a su imagen, el contexto de pobreza, desigualdad y criminalización alrededor de los fieles que se congregan en San Hipólito es latente.
La parafernalia de cada 28 de octubre en honor a San Judas Tadeo también incluye esculturas de tamaño real, personas caracterizadas, estampas con la imagen del apóstol que incluyen juramentos religiosos a cambio de un milagro, además de monas y solventes inhalables que se reúnen en torno a la adoración del santo, patrón de facto de la capital.
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