A cargo de un escuadrón de médicos militares, Shiro Ishii condujo algunos de los experimentos químicos y biológicos más brutales de Japón.
Shiro Ishii tenía una encomienda del Estado. Mejorar todas las armas química y biológicas de Japón era su único objetivo, sin importar las consecuencias, los insumos, ni las cuestiones éticas. Por el contrario, mientras se desarrollaba la Guerra Sino-Japonesa (1937-1945) —que coincidió con la Segunda Guerra Mundial en Europa—, el país tenía poco tiempo que perder para continuar con sus campañas expansionistas.
Por ello, como médico militar, a Shiro Ishii se le encargaron los proyectos más delicados de las fuerzas armadas japonesas. Los esfuerzos para experimentar con seres humanos para probar la letalidad de las armas y otras soluciones bélicas estuvieron a su cargo. A pesar de tener preparación como microbiólogo, y que sabía perfectamente lo que estaba haciendo, continuó con las investigaciones —hasta que lo acusaron como criminal de guerra.
Shiro Ishii: líder del escuadrón 731

Mientras Japón ocupaba la región oriental de Manchuria, una multitud de científicos se enlistaron en la milicia. Con la promesa de construir carreras científicas y militares prometedoras, el Estado les convocó buscando que nuevos cerebros se integraran a las fuerzas armadas. Uno de ellos fue Shiro Ishii, recién egresado de la carrera en microbiología.
Ya casado, esperando a su primer hijo, Ishii se unió al programa recién fundado del Ministerio de Guerra del Japón Imperial. Por sus resultados sobresalientes como cirujano y médico general, muy pronto tomó el liderazgo del escuadrón 731, según documenta Pacific Atrocities Education.
Durante su administración, la milicia japonesa desarrolló algunos de los proyectos más impíos, en aras de garantizar su éxito en las campañas expansionistas. Uno de los más sonados fue Operation Cherry Blossoms at Night: el plan de Japón para desatar la peste bubónica en los ciudadanos estadounidenses en el sur de California. Aunque nunca se llevó a cabo, porque las bombas atómicas se le adelantaron, estos fueron los costos humanos.
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Costos humanos de los experimentos

Bajo el mando de Shiro Ishii, la unidad 731 condujo experimentos sobre agentes químicos y biológicos que pudieran ser utilizados sobre los estadounidenses. Para comprobar la efectividad, se utilizaron rehenes militares que pertenecieron a los Aliados, así como los habitantes de la región de Manchuria que había caído en manos de Japón.
En total, se tiene registro de que los experimentos cobraron más de 500 mil víctimas, descuartizadas, torturadas e infectadas con agentes químicos y biológicos. Entre las enfermedades que se les indujo, según la documentación del Naval History and Heritage Command, figuraron “peste bubónica, ántrax, cólera, viruela y botulismo”, que se indujeron a prisioneros de Europa, Estados Unidos y China.
Cuando Shiro Ishii entendió que su propio país no tenía oportunidad de ganar la guerra, sencillamente se cambió de bando. Ofreció sus servicios a las fuerzas secretas de Estados Unidos, y recibió la impunidad total por sus crímenes de guerra. Después de compartir su experiencia como gestor de armas biológicas a los programas de defensa estadounidenses, abrió una clínica de atención gratuita al cáncer, de acuerdo con The Conversation.
Décadas después, a los 67 años, murió por cáncer agresivo de garganta. Junto con él, sus compañeros fueron perdonados y amparados por el Estado japonés.
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