Arcas, espadas, fósiles o un trofeo de futbol son algunos de los tesoros perdidos de la historia que nunca se han vuelto a recuperar.
La historia se compone también de lo que ya no existe, pero que permanece en el imaginario colectivo o en el recuerdo de tiempos ancestrales. Muchos tesoros arqueológicos permanecen extraviados en la actualidad, producto de saqueos o guerras que le han dado forma a la historia que conocemos o creemos conocer. Demos un repaso por algunos de los tesoros perdidos de la historia que la humanidad desearía recuperar.
El Arca de la Alianza

El Arca de la Alianza era un cofre que contenía tablas con los 10 mandamientos grabados sobre ellas, según la Biblia hebrea. Este objeto estaba guardado en un templo de Jerusalén construido por el rey Salomón, en el antiguo Israel.
El mismo fue destruido en el año 587 a.C. cuando el rey Nabucodonosor II y un ejército de la antigua Babilonia conquistaron Jerusalén y saquearon la ciudad. El Arca de la Alianza desapareció en esta acción y desde entonces tanto su existencia como su paradero han sido fuente de especulación. Ello la ha llevado a ser parte de los tesoros perdidos de la historia.
La biblioteca de los zares de Moscú

Se cree que este sitio contenía una amplia colección de textos escritos en griego antiguo, así como otras lenguas. Esta biblioteca habría sido construida por los gobernantes del Gran Ducado de Moscú hacia 1518.
El famoso Iván el Terrible, que vivió entre 1530 y 1584, supuestamente escondió los textos de la biblioteca y desde entonces se ha intentado localizar el paradero de los libros. También se le conoce como Biblioteca Dorada de los zares rusos, o Biblioteca de Iván el Terrible. Muchos historiadores coinciden en que lo más probable es que esta biblioteca sea un mito.
La máscara de fauno de Miguel Ángel

El Museo del Bargello de Florencia (Italia) era el propietario de una máscara de fauno robada en 1944 del castillo de Poppi, en la Toscana. Soldados de la 305ª división del ejército alemán que estaba adscrita al 10º Ejército alemán, robaron la máscara en algún momento entre el 22 y el 23 de agosto de 1944.
Diversos historiadores afirman que la pieza era obra del artista Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni, llamado simplemente Miguel Ángel, que vivió de 1475 a 1564.
Tesoros perdidos de la historia: Trofeo Jules Rimet

El trofeo Jules Rimet fue el reconocimiento que se entregó al equipo ganador de la Copa del Mundo de Futbol entre los Mundiales de 1930 y 1970. Según lo establecido por la FIFA, la primera Selección que ganara la Copa del Mundo tres veces obtendría la posesión permanente de esta pieza. En 1970, Brasil lo consiguió.
Sin embargo, en 1983, la copa fue robada en Río de Janeiro y desde entonces no se le ha vuelto a ver. Se sospecha que tal vez el trofeo fue fundido, pues estaba hecho en gran parte de oro y pesaba unos 6,1 kilogramos.
Antes de ello, el trofeo ya había sido robado en 1966 durante una exposición en Westminster, Inglaterra, pero unos días después fue recuperado.
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Sarcófago del faraón Menkaure
En la década de 1830, el militar inglés Howard Vyse exploró las pirámides de Guiza. Por desgracia, usó técnicas destructivas para abrirse paso entre las estructuras arqueológicas. Entre los varios descubrimientos que hizo se encontraba un sarcófago ornamentado perteneciente al faraón Menkaure.
Vyse envió el sarcófago a Inglaterra en 1838 a bordo del barco mercante Beatrice, pero éste se hundió durante su viaje junto con la pieza donde yacían los restos del faraón. Así fue como este terrible incidente hizo que los fósiles entraran en la lista de los tesoros perdidos de la historia.
El mural perdido de Leonardo da Vinci

A Leonardo da Vinci se la atribuye la autoría de un mural que representa la victoria de la Liga Italiana (liderada por Florencia) sobre Milán en la batalla de Anghiari en 1440. Esta obra fue hecha en el Palazzo Vecchio (ayuntamiento de Florencia), pero desapareció en 1563, cuando la sala fue remodelada por el pintor y arquitecto Giorgio Vasari.
A lo largo de los años se ha intentado saber qué pasó con el mural. En 2012, un equipo de expertos en arte anunció que Vasari había pintado su propio mural sobre la obra de da Vinci. Sin embargo, los resultados nunca se confirmaron.
En 2020, otro equipo de investigadores afirmó que Da Vinci nunca había pintado el mural, aunque esta afirmación tampoco puede darse como válida.
La espada de Honjo Masamune
Esta mítica espada o katana perteneció al famoso espadachín y fabricante de espadas Gorō Nyūdō Masamune y fue designada tesoro nacional en 1939. Corrían rumores de que podía partir un casco en dos y que los shogunes (gobernantes) la usaron durante siglos.
El misterio en torno a este objeto es cómo desapareció junto con las otras 14 espadas de la misma colección. Se cree que fue entregada a soldados estadounidenses al final de la Segunda Guerra Mundial cuando Japón declaró su rendición.
El hombre de Pekín
En 1923 se descubrieron los fósiles de un homínido al que se le nombra como Hombre de Pekín, que vivió hace entre 200.000 y 750.000 años. El hallazgo se hizo en una cueva cercana a la aldea de Zhoukoudian, cerca de Pekín.
Los restos desaparecieron en 1941, durante la invasión de Japón a China. Algunos estudiosos han especulado con que se perdieron en el mar mientras eran transportados a Estados Unidos en un intento por salvarlos.
“Retrato de un joven”, de Rafael

Los nazis robaron muchos cuadros durante la Segunda Guerra Mundial, pero uno de los más famosos fue el “Retrato de un joven”, del artista renacentista italiano Rafael. Esta obra fue sustraída en 1939 del Museo Príncipe Czartoryski de Cracovia (Polonia).
Primero, el cuadro estuvo en manos de Hans Frank, que dirigía el Gobierno General nazi en Polonia. Durante la guerra, viajó a Berlín, Dresde y Linz antes de volver a Cracovia, donde Frank lo puso en el castillo de Wawel. Sin embargo, cuando las tropas estadounidenses arrestaron a Frank en el castillo ese año, el cuadro y otros 800 objetos habían desaparecido. A la fecha no se sabe nada de la obra de Rafael.
El oro de Yamashita

Yamashita Tomoyuki fue un general del imperio japonés que defendió la ocupación japonesa de Filipinas en 1944 y 1945. Según la leyenda, escondió oro y tesoros en una serie de túneles en Filipinas, con trampas de minas, botes de gas y similares, bajo las órdenes del emperador Hirohito. Aparentemente, el plan era utilizar el tesoro para reconstruir Japón después de la guerra.
Desde entonces, se desconoce el paradero del oro. Un ciudadano filipino llamado Rogelio Roxas afirmó que había descubierto parte del oro escondido en la década de 1970 y que el dictador filipino Ferdinand Marcos envió posteriormente a un grupo de hombres para robárselo. La leyenda también ha provocado la búsqueda del “oro de Yamashita” en Filipinas, que continúa hasta hoy.
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