A diferencia de las vacas o los pollos, la domesticación de los gatos fue un proceso de ayuda mutua entre ellos y nosotros. Así sucedió.
Huraños. Independientes. Monarcas absolutos de la casa (que tú mantienes). Sí, los gatos domésticos se han desplazado con soltura en la cotidianidad humana desde hace aproximadamente 10 mil años. Durante décadas, se asumió que fue nuestra especie quien, a través de mimos y caricias, domó a estas bestias salvajes. Sin embargo, una prueba genética reciente demostró justamente lo contrario: parece ser que el proceso de domesticación de los gatos fue autoinflingido.
Aunque parezca una exageración, los científicos se basaron el ADN de gatos domésticos que vivieron entre los egipcios y fueron momificados hace 9 mil años. Se compararon estos restos con los de otros felinos domésticos de Rumania, que habitaron hogares humanos alrededor de la misma época. Finalmente, estas muestras se contrastaron con los gatos domésticos con los que convivimos en la actualidad. Esto fue lo que encontraron.
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¿Cuándo se dio la domesticación del gato?

La fecha exacta en la que se dio la domesticación de los gatos es ampliamente debatida. Sin embargo, el consenso general apunta a que sucedió hace unos 10 mil años, durante el periodo final de la última glaciación. Alrededor del mismo tiempo, los seres humanos aprendimos a sembrar, y a convivir con otras especies de compañía, como los lobos.
En la actualidad, documenta National Geographic España, se tiene registro de que unos 500 millones de gatos cohabitan el espacio de sus familias humanas. Esto no quiere decir, según las pruebas genéticas realizadas para Nature Ecology & Evolution, que nosotros domesticamos a esta especie de felinos. Por el contrario, la evidencia sugiere que fueron ellos los que se domesticaron a sí mismos:
“Los primeros ancestros de los gatos domésticos actuales se extendieron desde el suroeste de Asia hasta Europa ya en el año 4400 a.C. Los gatos probablemente comenzaron a rondar por las comunidades agrícolas en el Creciente Fértil hace unos 8 mil años, donde establecieron una relación mutuamente beneficiosa como patrulla de roedores de humanos”, explica Casey Smith para National Geographic.
A partir de esta información, los científicos concluyeron que no fue que los seres humanos hayamos enjaulado a los gatos para domesticarlos. Por el contrario, fueron ellos los que se acercaron para cazar ratas y ratones, en una relación más horizontal de trabajo. Mientras los felinos se comían a los roedores, los humanos disfrutábamos de cosechas sin plagas grandes.
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¿Qué culturas han domesticado al gato?

El Antiguo Egipto es la cultura por excelencia a la que se asocia el cuidado de los gatos, literalmente, como si fueran dioses. La muerte de un felino doméstico implicaba un proceso de duelo familiar profundo. Como parte de un ritual en honor a la diosa Bastet, felina protectora de los hogares, las personas se tomaban muy en serio la muerte de su gato, como si se tratara de otro miembro de la familia. Incluso llevaban un luto riguroso, en el que tenían que rasurarse las cejas en señal de tristeza por la pérdida.
Una vez que alcanzaron Egipto, la dispersión por África contribuyó a que la domesticación de los gatos ganara territorio en el mundo. De aquí que muchas otras culturas los hayan adoptado también. Así lo explican los autores:
“Un segundo linaje, formado por gatos africanos que dominaron Egipto, se extendió por el Mediterráneo y la mayor parte del Viejo Mundo a partir del año 1500 a.C. Este gato egipcio probablemente tenía comportamientos que lo hacían atractivo para los humanos, como la sociabilidad y la mansedumbre“.
Esto explica, según el estudio, por qué los gatos no han cambiado mucho en miles de años. Por el contrario, lo más seguro es que los felinos contemporáneos sean bastante parecidos —si no es que iguales— a aquellos que reinaron junto con los faraones. Aunque un estudio sugiere que el cráneo se ha vuelto más pequeño, esta nueva evidencia da prueba de que anatómicamente se han mantenido casi idénticos.
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