Beresheet fue una sonda israelí que se iba a convertir en la primera de ese país en alunizar. Todo iba bien hasta que el pasado abril el centro de control perdió comunicación con ella en su descenso pues se estrelló en la Luna.
La cosa es que llevaba con ella varios miles de tardígrados, llamados también “osos de agua”, bichitos extremófilos de 1 mm de largo capaces de soportar las condiciones más extremas como falta de aire, de comida, de agua, frío y calor extremos, entrando en un estado de hibernación que literalmente puede durar siglos.
Así que es posible que estos animalitos hayan sobrevivido.
Características de los osos de agua
Los tardígrados son criaturas micrométricas (la milésima parte de un milímetros) con cuerpos robustos y ocho patas con pequeñas manos.
Son mayormente conocidos por su casi indestructibilidad, pues sobrevivirían a eventos cataclísmicos, como la explosión de una bomba nuclear o la caída de un meteorito.
Pueden soportar condiciones que serían mortales para cualquier otra forma de vida, resistiendo temperaturas extremas de menos 200 a más de 149 grados Celsius.
Otro superpoder es su capacidad para deshidratar sus cuerpos en un estado conocido como criptobiosis.
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