En este mismo periodo, es decir cada diez años, el comienzo de la primavera también se adelanta dos días
La velocidad a la que el cambio climático avanza es de 27 kilómetros por década. Para llegar a esta conclusion científicos analizaron las temperaturas en las superficies del globo terrestre en los últimos cincuenta años.
La velocidad global del cambio climático es un factor que determina cómo se distribuyen las especies; de qué manera cambian su hogar perseguidas por la variación de las condiciones en el ambiente. Este seguimiento de medio siglo indica que los regímenes térmicos, marcados por el modo en que se distribuyen las temperaturas en una determinada zona, se han desplazado hacia latitudes más altas a una velocidad promedio de 27 kilómetros por década.
En un artículo publicado en Science, el equipo internacional de científicos añade que los gases de efecto invernadero han calentado los ecosistemas terrestres aproximadamente un grado desde 1960. El calentamiento se ha producido tres veces más rápido en tierra que en los océanos, donde, sin embargo, las áreas que sufren o sufrirán un mayor impacto son también las más ricas en biodiversidad.
“El mayor impacto se producirá alrededor del ecuador, principalmente porque la velocidad del cambio climático en estas zonas supera los 200 kilómetros por década”, según el estudio.
En cualquier región, sin embargo, habrá una redistribución de las especies, aunque las del Ártico no tienen sitios más fríos a los que migrar. “Algunas, como las del Mediterráneo, no pueden migrar hacia el norte porque el mar está cerrado por Europa», explica Johnna Holding, investigadora en el Instituto Meditarráneo de Estudios Avanzados. “En el océano, las rutas de escape son más complejas y a veces inexistentes“, indica Mike Burrows, de la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas, y coordinador de la investigación.
En cuanto a las estaciones, “la señal térmica que marca el inicio de la primavera se está adelantando dos días cada diez años”, dice Carlos Duarte, experto en ecosistemas marinos coautor en el estudio.
Fractura en la Antártida
Aunque es parte del ciclo natural de conformación de los iceberg y no acarrea riesgo ambiental a nivel global, indica Michael Studinger, jefe del proyecto IceBrigde de la NASA, científicos vigilan desde octubre una enorme fractura (280 metros de ancho y 60 de profundidad) que se extiende 29 km en el glaciar de Isla Pine, en la región occidental de la Antártida, el continente sobre el que se encuentra el Polo Sur.
Esto podría derivar en un bloque de hielo de 880 kilómetros cuadrados. Los investigadores que analizan los cambios en las capas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia, realizan la vigilacia para entender cómo se forman las fracturas y ‘nacen’ los iceberg a fin de poder predecirlas.

