Una rara filmación de un comportamiento muy pocas veces visto
Las relaciones en donde ambas partes salen beneficiadas son algo hermoso y el cangrejo ermitaño y la anemona de mar tienen una mejor vida juntos.
El cangrejo encuentra protección en los tentáculos urticantes de la anémona, y ésta se aprovecha de la movilidad del cangrejo. La relación es tan estrecha, que cuando el cangrejo cambia de concha, se lleva las anémonas a la nueva.
Una rara filmación de un comportamiento muy pocas veces visto fue capturada por Jonathan Bird en la tercer temporada de Blue World.
Los cangrejos ermitaños o paguros utilizan conchas de caracol para cubrir su abdomen, que es más blando que el de otros cangrejos.
Sólo la parte delantera está cubierta por un exoesqueleto rígido. Para protegerse se refugia dentro de conchas vacías de moluscos. Su abdomen está enroscado para que pueda caber dentro de la concha; además, sus patas y pinzas le permiten bloquear la entrada. A medida que el cangrejo crece, debe cambiar de casa.
Empieza por inspeccionar detenidamente con sus pinzas las conchas vacías y cuando encuentra la adecuada, se muda rápidamente. Para los cangrejos ermitaños encontrar una concha vacía es cuestión de vida o muerte, por lo que son frecuentes las luchas entre ellos cuando hay pocas disponibles.
El inconveniente de este sistema de crecimiento, es que en este lapso que transcurre entre que se desprende del caparazón viejo y entra al nuevo, el animal queda indefenso y a merced de un gran número de depredadores que buscan esa oportunidad para comérselo.
Algunos ermitaños no se conforman con la protección de la concha y se asocian con anémonas que imponen a los depredadores con sus tentáculos urticantes.