La cueva en que se formaron estaba bajo el agua; mineros la descubrieron al drenar los túneles en busca de mineral
A 300 metros bajo la tierra se encuentra la cueva de los cristales de Naica, estructuras de selenita que durante más de un millón de años crecieron en el agua, el calor, la oscuridad y el silencio. La apariencia de hielo contrasta con la elevada temperatura (hasta 50 °C) y humedad del sitio (más de 90%), condiciones extremas que sólo permiten la sobrevivencia unos minutos.
Están en una mina, al sur de Chihuahua, y fueron descubiertas de manera accidental. Forman parte de un sistema geológico alimentado por aguas termales, las cuales permitieron el crecimiento de los cristales, los más grandes del planeta.
Los formaron fluidos hidrotérmicos emanados desde las cámaras de magma en las profundidades; miden hasta 11 metros de largo y pesan unas 55 toneladas.
Ahora se conocen cuatro cuevas y fueron descubiertas debido a que en Naica para explotar el mineral se requiere la extracción del agua termal; el sistema de bombeo drenó el líquido de las cuevas hace unos 20 años y circunstancias accidentales permitieron su descubrimiento en el año 2000.
Cada minuto son extraídos 22,000 galones de agua caliente para poder trabajar la explotación de mineral; cuando éste se agote, serán inundados de nuevo los túneles y cuevas, a fin de que el crecimiento de los cristales continúe de manera natural.