Científicos españoles y rusos descubrieron cuatro nuevas especies a dos mil metros bajo tierra
La cueva Krubera-Voronya, en la república de Abjazia, cercana al Mar Negro, es la más profunda del mundo; se sumerge 2,191 metros hacia el centro de la Tierra.
Las condiciones ahí, por supuesto, son extremas. Sin embargo, en ese lugar investigadores españoles y rusos identificaron cuatro nuevas especies de animales (los ejemplares miden entre 1 y 4 milímetros), pertenecientes al grupo de los colémbolos, invertebrados artrópodos muy numerosos y cercanos a los insectos, los arácnidos o los crustáceos. Se caracterizan por tener esqueleto externo y apéndices (patas, antenas, etc.) articulados, además de un órgano especial para saltar denominado furca.
Debido a su modo de vida en la cueva, las especies descubiertas (Anurida stereoodorata, Deuteraphorura kruberaensis, Schaefferia profundísima y Plutomurus ortobalaganensis, esta última hallada a 1,980 metros bajo la tierra, es el artrópodo encontrado a mayor profundidad en el planeta) muestran características específicas desarrolladas para sobrevivir en condiciones como la ausencia total de luz, casi cero grados de temperatura, elevada humedad y la poca disponibilidad de recursos alimenticios. Ninguno de los animales tiene ojos, y una de las especies ha desarrollado un quimiorreceptor (una ‘antena parabólica química’) que le permite moverse en ese entorno.
Plutomurus ortobalaganensis, descubierta a 1,980 metros bajo la tierra, no tiene ojos, respira a través de la piel, sus antenas funcionan como detectores químicos, muestra pigmentación oscura, se aprecia el apéndice trasero con el que se impulsa para saltar; se alimenta de hongos que crecen sobre restos vegetales, el tubo ventral produce un líquido pegajoso con funciones digestivas y de limpieza, mide 4 mm y tiene seis patas
Enrique Baquero, zoólogo de la Universidad de Navarra y uno de los autores del estudio, dice que la presencia de estas especies en un medio tan agreste se explica por la materia orgánica. “Se alimentan de los hongos que crecen sobre ella, contribuyendo a su descomposición y participando en la red de las comunidades estables de artrópodos que existen en las cuevas”, indica.
¿Quieres descender a la cueva? Da un click en este interactivo. Foto: Stephen Alvarez/National Geographic