No temerle al resbalón…
Dic. 21 y 22, Guayaquil_ Amalgamados por un cielo plomizo, los cascos grises de los buques de la Armada ecuatoriana en la Base Naval del Sur formaban un paisaje de un solo tono, la mañana de nuestra llegada a este importante puerto suramericano, y la ciudad más poblada de Ecuador. Pero entonces la delegación de la Armada ecuatoriana formó filas, y una raya blanca de uniformes llenó el muelle con un resplandor. La marcial música de recibimiento de la banda militar se mezcló con aquella de los motores de los remolcadores que nos empujaron suavemente de costado hasta que los gruesos cabos de popa y proa quedaron firmemente amarrados a sus bitas.
Sobre el muelle, la plana mayor de la Armada Ecuatoriana, encabezada por el contralmirante Jorge Ayala Salcedo, jefe de la Escuadra de la Armada de Ecuador, acompañados por la delegación de diplomáticos y científicos colombianos, esperaba para subir a bordo.
Una de las primeras fue la cónsul de Colombia en Guayaquil, Gloria Elsa León Perdomo. Sencilla, vestida de blanco, inmediatamente acogedora, y muy interesada en el tema de Colombia en la Antártida, tuvo el amable gesto de llevarme a recorrer Guayaquil, señalando cómo y por qué su alcalde, Jaime Nebot Saadi (reelecto consecutivamente desde 2000) ha tenido tiempo para rescatar el famoso malecón que da al río Guayas ?que en este punto semeja un Amazonas en miniatura- y hacer de este uno de los mayores atractivos de la ciudad.
La ?regeneración urbana? de los barrios de edificios antiguos habla de un puerto que a 20 km de la desembocadura del Guayas en el Océano Pacífico fue -y sigue siendo- crucial para el comercio y la economía, no solo ecuatoriana, sino latinoamericana.
Guayaquil es, con justa razón, la sede del Instituto Oceanográfico de la Armada, INOCAR, y del Instituto Antártico Ecuatoriano, INAE. Y hablar con las autoridades y científicos de estos dos organismos era básicamente la razón de ser de nuestra parada aquí, brindándole a nuestro programa de investigación y a la expedición, una oportunidad para divulgar y compartir nuestros objetivos, con un país que se encuentra a menos de 15 días de lanzar su XVIII expedición científica a la Antártida.
Descubrí varias cosas durante este foro en el que tanto Colombia como Ecuador presentamos nuestros respectivos programas y aspiraciones antárticas. Primero, que Colombia lleva a la Antártida un programa de ciencias sólido, como lo manifestó el CN José Olmedo, Director del Instituto Antártico Ecuatoriano por más de seis años, al demostrar su complacencia al conocer la agenda científica antártica colombiana, así como los objetivos y proyectos de investigación de nuestra primera expedición antártica. Por otra parte, también descubrí que nuestro buque despertó mucha admiración entre militares, incluyendo el mismísimo contralmirante Salcedo, y personal científico del INAE. Querían saber sobre las adecuaciones que nuestro astillero Cotecmar tuvo qué hacerle al ARC 20 de Julio, pues para sus trabajos antárticos Ecuador ha optado por volar hasta el sur de Chile, y desde allí embarcarse en buques de esa nación.
Por su parte, los investigadores del Instituto Antártico Ecuatoriano demostraron gran interés por nuestros proyectos de investigación, e indagaron sobre cómo y dónde estarían colocados los equipos de ciencia a bordo. Visitaron el buque palmo a palmo, deteniéndose con interés frente a cada una de las herramientas que DIMAR y el Centro de Investigaciones Hidrográficas y Oceanográficas, CIOH diseñaron para nuestra expedición.
"Quedaron francamente admirados con nuestro Laboratorio Oceanográfico Móvil Embarcado, que está dotado para oceanografía física y biológica", comentó el Capitán Ricardo Molares, incansable jefe científico de esta expedición. "Y les pareció que la Plataforma de Maniobra Oceanográfica era algo muy innovador".

