El calentamiento global derrite hielos y esto hace escasear su alimento, el krill
El derretimiento del hielo en la Antártida disminuye la cantidad de los pequeños crustáceos que sirven de alimento a los pingüinos y los investigadores creen que éstos están muriendo. Aún hay entre 2 y 3 millones de parejas de pingüinos de barbijo, pero hace dos décadas había entre 7 y 8 millones, advirtió Wayne Trivelpiece, de la División de Investigación del Ecosistema Antártico de la Administración Nacional Atmosférica y de Océanos (NOAA) de Estados Unidos.
Los pingüinos de barbijo (Pygoscelis antarctica) son el segundo mayor grupo en la zona, después de los ‘macaroni’ (Eudyptes chrysolophus), y se encuentran en especial riesgo debido a que están en una sola área, las islas Shetland del Sur, entre la Península Antártica y Ushuaia, en el extremo sur de Argentina. Poco menos del 10% de los pingüinos bebés etiquetados por los investigadores están regresando en dos a cuatro años para reproducirse; en los años 70 lo hacían entre 50 y 40%, señala el estudio, que abarca 30 años, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Del krill se alimentan ballenas, focas y los pingüinos. Estos pequeños crustáceos parecidos a los camarones necesitan hielo para sobrevivir, y a medida que el cambio climático provoca un mayor derretimiento, no pueden criarse ni alimentarse de fitoplancton en el agua congelada, por lo que descienden en número, y esto afecta a los pingüinos.

