Cuando cazan o navegan a través del follaje u otros entornos van eliminando ecos que los puedan confundir
La mayoría de los murciélagos (hay unas 200 especies) utilizan los ecos de los sonidos que producen para localizar objetos en su camino. Emplean una especie de ‘radar’, la ecolocalización, que les permite volar en la oscuridad e identificar obstáculos o presas por el sonido que rebota en ellos y que tiene diferentes características.
Ahora se ha comprobado que al navegar entre árboles o plantas (alcanzan velocidades de hasta 60 kilómetros por hora) los ecos de algunas hojas se convierten en potenciales distractores para ellos cuando van en la búsqueda de insectos, los cuales suprimen, sin embargo en otras situaciones aprovechan los sonidos que reflectan ciertas hojas que los guían hacia las flores con néctar y polen.
Un estudio que explica este mecanismo, titulado ‘El mundo a través del oído del murciélago’, es publicado en la revista Science.
Por otra parte, mediante pruebas con murciélagos jóvenes que nunca se habían encontrado con un estanque o un río antes, al parecer estos mamíferos quirópteros han incorporado la capacidad de reconocer estas características de su entorno.
El siguiente video de Nature muestra en imágenes en cámara lenta cómo los murciélagos utilizan la ecolocación para encontrar agua, es decir reconocer objetos grandes y planos como los estanques.