Desde 1891 no había reporte documentado de unos de estos míticos animales; habría medido 8 metros
Mientras filmaban para un documental a un grupo de cetáceos que se refugian en aguas del sur de Tenerife, donde la profundidad es de entre 800 y 1,200 metros, un equipo de buzos se llevó una sorpresa al encontrar flotando, a unas dos millas de la costa de las Islas Canarias, los restos de un calamar gigante, una hembra adulta, que habría medido ocho metros con sus tentáculos completos cuando el ejemplar estuvo vivo.
El primer avistamiento de este mítico animal se remonta a 1861 por un buque francés, precisamente en las mismas aguas, un hito que inspiró la novela de Julio Verne 20,000 leguas de viaje submarino. Los calamares gigantes habitan en las grandes profundidades, han sido capturados esporádicamente pero ninguno de gran tamaño ha sido visto vivo en su entorno. Los cachalotes son sus peores enemigos.
Verne convirtió a estos misteriosos calamares (Architeuthix dux) en un mito, reforzado por las leyendas ancestrales de pescadores de todo el mundo.

