Los escarabajos pueden ser insectos que causen repulsión a ciertas personas, pero su papel en nuestro ecosistema sin duda es importante. Por esta razón, la situación actual del escarabajo zambullidor (Grapoderus zonatus) llama la atención de biólogos alrededor del mundo: una guerra de apareamiento.
Emparejamiento salvaje
Cuando los escarabajos machos intentan aparearse con las hembras pueden ser tan rudos que llegan a lastimarlas. Este impacto negativo ha sido sugerido por especialistas como impulsador del surgimiento de nuevas especies bajo ciertas circunstancias, pues lo salvaje del proceso lleva a las y los más fuertes a procrear.
Sin embargo, una investigación de la Universidad Estatal de Arizona, la Universidad de Copenhague y el Museo Sueco de Historia Natural (realizada en Estocolmo, Suecia) mostró un gran inconveniente en este conflicto sexual.
Esta fenómeno entre sexos puede llevar a un estancamiento evolutivo, en el que el emparejamiento de los rasgos de mejora en los machos y las contra-adaptaciones en las hembras impiden la formación de nuevas especies.
Los escarabajos se adaptan
Por lo general, las hembras desarrollan formas de escapar del acoso de los machos. Pero ahora el conflicto sexual evita que las poblaciones se diferencíen unas de otras y se conviertan en nuevas especies.
En muchos casos, los machos están equipados con ventosas (aberturas) en sus patas delanteras que usan para sujetarse en la espalda de las hembras durante el apareamiento. Esta capacidad de agarre se ha vuelto tan efectiva que las hembras pueden ser dañadas bajo una alta presión de apareamiento y puede durar muchas horas por cada intento. Como consecuencia, algunas hembras han desarrollado una espalda más áspera, la cual se vuelve más difícil para que el macho se adhiera.

Dentro de las poblaciones de esta especie, se han desarrollado dos pares de rasgos de apareamiento. Cuando las hembras granuladas se vuelven dominantes, la presión de apareamiento de los machos emparejados es tan fuerte que las hembras con espalda lisa obtienen una ventaja. El resultado es una situación sin ventaja a largo plazo para un sólo tipo de hembra.
Actualmente, las poblaciones de escarabajos van hacia un etapa en el que tanto las hembras lisas como las granuladas son igualmente abundantes y minimizan la presión de apareamiento en un tipo específico. Por lo tanto, los escarabajos se encuentran en un limbo evolutivo y los dos tipos de hembras son mantenidos por el continuo e intenso hostigamiento de los machos.
“La historia es más complicada de lo que pensábamos. Ahora sabemos que el conflicto sexual puede prevenir la divergencia de la población y detener la especiación. Este estudio apunta a algunas preguntas pendientes sobre en qué circunstancias los conflictos sexuales promueven y no promueven la especiación”, menciona Erik Svensson, profesor de la Universidad de Lund.
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