Actualmente Estados Unidos registra estos destructivos vientos en torbellino; es la época de mayores daños en el centro y sur del país
La mayoría de los tornados se registran en Estados Unidos, en zonas agrícolas de Texas, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Iowa, Colorado, Alabama, Wyoming, Dakota del Sur y Dakota del Norte, en las Grandes Llanuras, pues al ser un área plana permite que el frío aire polar de Canadá se encuentre con el cálido aire tropical del Golfo de México.
Ahí, en las regiones centro y sur, se dan las mejores condiciones para la formación de tormentas que producen tornados, sin embargo algunos de éstos, los que surgen en los estados del este, como Florida, Carolina del Sur y Georgia, son resultado de huracanes.
Los tornados requieren de humedad que alimente a las tempestades que los producen, y la inestabilidad asociada con el calentamiento en la primavera y verano. Aún no se sabe exactamente cómo se forman, pero sí se conocen las condiciones que los favorecen. Comienza con una fuerte tempestad, llamada supercelda; el viento que se une empieza a arremolinarse y forma un embudo, el aire adentro de éste gira cada vez con más rapidez y genera un área de muy baja presión, la cual succiona más aire (y todo lo que encuentre a su paso) en su interior.
Es difícil pronosticar un tornado, aunque sí es posible calcular las probabilidades a través de globos sondas, y los radares de clima detectan cuando uno está en formación, incluso 20 minutos antes de que se desarrolle el embudo, a fin de emitir una alerta de tornado y evitar la mayor cantidad de víctimas. También participan los vigilantes de tornados, quienes dan aviso cuando detectan uno, a diferencia de los cazadores, los cuales atraviesan el corredor de tornados no siempre con fines científicos.

