Los expertos no tiene idea de donde provienen?
Las costas de Francia suelen ser un lugar para dar una caminata descalzo digno de fotografía. O al menos lo eran, hasta mediados de julio de este año, cuando caminar por la calle sin pisar una masa amarilla y esponjosa se ha vuelto imposible.
De acuerdo con un reporte de Gizmodo, lo objetos similares a la espuma llegan a las costas con la marea y han cubierto unos 32 kilómetros de las costas francesas durante los últimos días.
A diferencia del sargazo que llego a las playas de la Riviera Maya en México, o las bolas de nieve que llenaron las playa siberianas en noviembre, se desconoce la fuente de esta invasión de esponjas.
Los expertos ya han descartado tanto las esponjas orgánicas que se encuentran en el mar como la espuma de poliuretano hecha por el hombre. Jonathan Hénicart, presidente de la organización sin fines de lucro que lucha contra la contaminación de las playa Sea-Mer, declaró a La Voix du Nord que, ?Cuando las tocas son un poco grasosas. Son frágiles pero no se desmoronan fácilmente. No tiene un olor específico y no sabemos si son tóxicas [por lo que] deberíamos evitar el contacto con ellas.?
La costa norte de Francia limita el Canal de la Mancha, un vía acuática que da la bienvenida a cientos de barcos comerciales a diario. Es común que una parte del cargamento se caiga y llegue a la costa. Pero, debido a que estas esponjas no parecen algo que encuentras en la naturaleza ni algún material artificial conocido comúnmente, lo más probable es que se trate de una combinación de ambos. Por ejemplo, podrían ser un tipo de espuma, hecha de agua marina y aire unidos por alguna sustancia como jabón o fertilizante.
Por ahora, debemos esperar a que la Asociación Cedre, una organización que estudia la contaminación de hidrocarbonos, analice las muestras tomadas de la playa para verificar el origen de las misteriosas esponjas. El proceso tardará una semana.
Mientras tanto, las autoridades francesas están trabajando para limpiar la línea costera t asegurando al publico que el fenómeno no representa una amenaza a su salud. No obstante, los bañistas al norte de Francia probablemente pensaran dos veces antes de quitarse sus sandalias.