Científicos han logrado explicar cómo se habría formado esta gigantesca cordillera escondida en el hielo
Bajo la Antártida, la región del polo sur de la Tierra, existen unas montañas, llamadas Gamburtsevs, que son del tamaño de los Alpes europeos.
Se trata quizá de las montañas más extraordinarias del planeta. Fueron descubiertas en 1958 por una expedición soviética y causaron enorme sorpresa porque se creía que el lecho de piedra del continente helado era plano y sin accidentes. Los expedicionarios, mientras caminaban por la planicie más oriental, observaron en sus mediciones que había algún tipo de formación rocosa bajo la superficie y que era gigantesca.
Un nuevo estudio, en el que participaron científicos de siete países, revela que la cadena montañosa se formó hace más de mil millones de años, mucho antes de que hubiera vida compleja en el planeta, cuando los continentes se desplazaban a la deriva en conjunto para terminar en una masa gigante conocida como Rodinia.
La colisión hizo subir las montañas y también produjo una capa de hielo gruesa, una especie de ‘raíz’ que se asentó sobre la corteza. A lo largo de los cientos de millones de años, los picos se fueron erosionando; sólo la fría raíz se conservó.
Alrededor de 250 millones de años atrás, cuando los dinosaurios poblaban el planeta, la corteza comenzó a separarse de una serie de fallas cerca de la vieja raíz. Esta dislocación la calentó y rejuveneció, dándole el empuje para levantar la tierra una vez más y volver a establecer las montañas. Después se elevaron aún más a partir de los ríos y los glaciares que dividieron profundos valles. Esos glaciares escribieron el último capítulo de la historia hace unos 35 millones de años, cuando se desplegaron y fusionaron para formar la capa de hielo de Antártida Oriental, lo que sepultó a las montañas Gamburtsev.
Desentrañar la fascinante historia de estas montañas bajo el hielo de la Antártida fue un reto para los investigadores del proyecto AGAP (Provincia Antártica de Gamburtsev), dirigido por Fausto Ferraccioli, de la British Antarctic Survey. Los científicos realizaron durante 2008 y 2009 vuelos con aviones de un lado a otro en la parte oriental del continente blanco y con un radar de penetración trazaron un mapa de la forma del sistema de montañas oculto entre el hielo. Con otros instrumentos se registraron los campos gravitatorios y magnéticos locales, y se emplearon sismómetros para observar las profundidades.
Conocer las características de las Gamburtsevs, montañas de aspecto joven en medio de un viejo continente, puede servir a los estudiosos del clima al contribuir en la comprensión de los cambios geológicos en la Tierra, y los posibles escenarios futuros. Para confirmar este modelo habría que perforar las montañas y obtener muestras de rocas, lo que también serviría para analizar el hielo antiguo, las burbujas de aire atrapadas en la nieve compacta, que ofrecerían datos sobre las condiciones ambientales del pasado, incluyendo la temperatura de la concentración de gases de la atmósfera como el dióxido de carbono.
Los investigadores creen que en algún lugar de Gamburtsev debe haber hielos de más de un millón de años, al menos 200,000 años más que los núcleos antárticos más antiguos estudiados hasta ahora.

