El océano Austral juega un importante papel en el metabolismo mundial del dióxido de carbono, secuestrando hasta 50% de la concentración atmosférica
El océano Austral juega un importante papel en el “metabolismo” mundial del dióxido de carbono, secuestrando hasta 50% de la concentración atmosférica emitida por los seres humanos. Sin embargo, su decreciente actividad reciente parece sugerir que el mundo se seguirá calentando.
El fitoplancton (pequeños organismos que proliferan en el océano Austral) atrapa el dióxido de carbono de la atmósfera. Cuando éste muere, se hunde en el fondo del océano, llevándose al dióxido de carbono con él y secuestrándolo por cientos o miles de años.
El clima frío, además, fomenta la solubilidad del gas en cuestión, que, aunado a los fuertes vientos de la zona, propicia a que éste se inmersa entre las olas marinas.
Sin embargo, el científico climático Samuel Jaccard, de ETH Zurich, en Suiza, ha observado que la capacidad del océano Austral para secuestrar dióxido de carbono ha disminuido en las últimas décadas. Por una parte, el gas atrapado entre las olas vuelve a emerger gracias a las fuertes corrientes submarinas. Así mismo, se cree que el agujero en la capa de ozono ha incrementado el viento en la zona, lo cual podría estar afectando al almacenaje de dióxido de carbono (¿cómo afecta el agujero de ozono al viento? No se sabe).
Con el fin de elaborar una hipótesis de lo que nos espera a futuro, el climatólogo Jaccard y un grupo de colegas se han dispuesto a analizar las capas de hielo de Antártica para observar los cambios sucedidos entre eras glaciales. El hielo contiene burbujas de aire atrapado entre su gigantesca masa, proveyendo a los científicos con exquisitas muestras del aire de las diferentes eras.
Lamentablemente, si bien es factible analizar el aire de hace millones de años, el océano sólo se puede estudiar desde hace 20 mil años, cuando ocurrió la última era glacial, ya que los sedimentos disponibles se remontan a esa época.
De acuerdo con la evidencia obtenida, los científicos concuerdan en que, durante las eras glaciales, menos carbón alcanza los sedimentos del océano Austral, ya que hay una menor cantidad del gas circundando en la atmósfera.
Durante periodos fríos, el hielo que cubre a los océanos puede mantener gases atrapados por mucho tiempo. Además, el fitoplancton puede proliferar en base a una abundante cantidad de hierro, y, por ende, transportar más dióxido de carbono al fondo del mar. En tiempos de calentamiento ocurre exactamente lo contrario.
Por ende, de acuerdo a lo observado, sólo podemos esperar más dióxido de carbono y, por tanto, más calor a futuro.
Fuente: ScienceNOW

